Al margen de los deportes extremos, otra de las cosas
que se suele hacer al visitar San Gil es acercarse al pueblo vecino de Barichara, declarado patrimonio
cultural de Colombia y conocido, al igual que Villa de Leyva, por ser uno de
los más bonitos del país. Para llegar allí hay que coger un autobús desde la
estación urbana y abonar 4.800 pesos colombianos, es decir, 1.35 euros. El
pueblo, construido en piedra amarilla, es pequeño y fácil de recorrer. Además
su estilo le hace ser considerado como un muy “buen ejemplo de desarrollo
urbano a la manera andaluza”.
Tiene muchísimo encanto por lo que muchos de los
turistas que lo visitan deciden pasar varios días allí. Es un lugar adecuado
para desconectar y relajarse, tal y como dice su nombre en el dialecto indígena
de los guanes: “Lugar de descanso”. El edificio que más llama la atención es la
Catedral de la Inmaculada Concepción,
erigida en ese mismo lugar porque según se cuenta, fue donde en el año 1702, un
campesino se encontró con la Virgen. Merece la pena entrar ya que su interior
está dotado de una gran belleza arquitectónica. Todo el pueblo fue construido
sobre una colina así que os recomiendo subir a lo alto para obtener una mejor
perspectiva.
Catedral de la Inmaculada Concepción
Capilla de Santa Bárbara
Y no sólo por eso, si no también porque es desde ahí
donde comienza el Camino Real, un
sendero que une Barichara con su hermano pequeño, el pueblo de Guane. La ruta
viene a durar dos horas y es extremadamente aconsejable llevar calzado cómodo, os lo dice una que fue en chanclas y acabó
con ampollas en ambos pies, y agua,
suele hacer mucho calor. Este camino es
el que utilizaron los grupos indígenas de los chibchas, muiscas y los guanes
hasta que en 1867, el alemán Geo Von Lengerke lo pavimentase con piedras planas
de la zona.
Desde ese momento, el Camino Real Centro-Oriental se
convirtió en una de las principales vías de unión con las regiones colindantes,
incluso con las bifurcaciones que conducían a Cartagena de Indias y Venezuela.
En consecuencia, la economía en el
área mejoró gracias a la comercialización
de tejidos, harina, maíz y sal, entre otros productos.
Y si Barichara es pequeño, Guane lo es aún más. Se puede recorrer en tan sólo cinco minutos y
como al igual que yo, estaréis hambrientos después de la caminata, os propongo
que paréis a comer en alguno de los restaurantes que hay y probéis el cabro a
la pepitoria y la carne oreada, típico de la región. No os voy a explicar cómo
es porque es mejor que lleguéis, lo pidáis y cuando os lo hayáis comido,
preguntéis. Ya con el estómago lleno, os podéis acercar al famoso Museo Paleontológico y Arqueológico,
muy interesante.
Bajando hacia Guane
Plaza principal de Guane
Para volver a San Gil hay que coger un autobús desde
la plaza principal del pueblo. Es mejor que os enteréis bien de a qué hora salen
antes de sentaros a comer. No suele haber muchas frecuencias así que si no os
queréis quedar tirados, mejor prevenir que curar. En esta ocasión, el ticket
tiene un coste de 5.600, 1.60 euros.
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