Pensábamos quedarnos una noche en Oslob pero el
tiempo no acompañaba y tampoco había muchas cosas por hacer por lo que
decidimos poner rumbo a la isla de Bohol.
En un principio nos habían dicho que para llegar aquí era necesario volver a
Cebú City y salir desde ahí o bien tomar un ferry a Dumaguete, en el
archipiélago de Negros, y otro hasta nuestro destino final. Sin embargo
preguntamos a los locales y ellos se encargaron de buscarnos una embarcación compartida para hacer el
viaje directo. Después de regatear durante un rato, establecieron el precio
final en 800 pesos filipinos por
persona, 14 euros, y aunque nos pareció bastante caro terminamos aceptándolo al
ser la forma más rápida de alcanzar Bohol.
El viaje fue toda una aventura, el tifón que habíamos
vivido días antes nos perseguía de nuevo y a medio camino el cielo se volvió
completamente negro, la lluvia empezó a caer fuertemente y el mar comenzó a
agitarse. El barco en el que íbamos, conocido como bangka y de aspecto similar a un catamarán, se balanceaba de lado a
lado dejando entrar una gran cantidad de agua. Con estas condiciones tardamos
bastante más de lo normal pero llegamos a tierra sanas y salvas. La gran
mayoría de ferries paran en Panglao,
una pequeña isla conectada a Bohol a través de dos carreteras y donde se alojan
casi todos los turistas que visitan esta parte de Filipinas.
Cogiendo la bangka antes de que empezase la tempestad
Pensábamos quedarnos una noche en Oslob pero el tiempo no acompañaba y tampoco había muchas cosas por hacer por lo que decidimos poner rum...