Como ya sabréis, Canadá es mundialmente conocida por
su imponente naturaleza. Gran parte de estas maravillas residen en la región de Alberta, vecina de British
Columbia, donde estuve viviendo por un tiempo. Por tanto, no podía abandonar
este país sin realizar uno de los viajes que siempre había pensado hacer:
recorrer los Parques Nacionales de Banff
y Jasper, parte de las Montañas Rocosas. Decidí empezar la aventura tomando
un vuelo de Vancouver a Calgary, la
capital de Alberta, y ya que estaba allí aproveché para descubrir la ciudad. La
opción más barata para ir desde el aeropuerto a la urbe es tomar el autobús
número 100 o 300, que tarda aproximadamente una hora en llegar.
Calgary es pequeña, no hay muchas cosas que visitar,
y bastante tranquila, por lo que se puede recorrer en un día. Yo comencé la
ruta acercándome al mirador de Hillcrest
Avenue, ubicado en una zona residencial. Desde allí se divisa todo el skyline de la ciudad permitiendo
hacerse una idea del tamaño de la misma. Posteriormente caminé hasta alcanzar el estadio de La Estampida, donde cada
verano tiene lugar el evento conocido como ‘Calgary
Stampede’ que durante diez días termina con el ambiente relajado que reina
en la urbe el resto del año.
Se trata de una de las celebraciones más populares de
Canadá y del rodeo al aire libre más
importante del mundo. Sus orígenes se remontan al año 1912, cuando su
fundador, Guy Weadick, quiso reunir en un rodeo a los mejores vaqueros del
continente. En la actualidad sigue siendo posible disfrutar de los rodeos de
toros y caballos, carreras de carretas, degustaciones gastronómicas, conciertos
y shows, que atraen a una gran cantidad de personas procedentes de diversas
partes del mundo. Después de dar un paseo por el recinto de La Estampida, subí
a Scottsman Hill, otro mirador desde
el que observar la ciudad.
Hillcrest Avenue Lookout
Como ya sabréis, Canadá es mundialmente conocida por su imponente naturaleza. Gran parte de estas maravillas residen en la región de Alber...