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Cebú: Moalboal

21.3.17

De Puerto Princesa volamos a Cebú, la segunda ciudad más popular de las islas Filipinas, ubicada en la región de Bisayas Centrales. Su economía es muy importante para el país, situándose sólo por detrás de la de Manila, lo que les hace tener una similar apariencia: edificios altos, coches por todos lados y caos como principal protagonista. Por aquel entonces buscábamos un poco más de tranquilad así que decidimos tomar un autobús al pequeño pueblo de Moalboal, al sudoeste de Cebú. La compañía que opera este trayecto, de aproximadamente tres horas, se llama Ceres Liner y el precio es de 150 pesos filipinos, es decir, tres euros.

Al llegar allí nos pusimos a buscar un hostal donde pasar la noche. Tuvimos la suerte de encontrarnos con Babu, una mujer filipina siempre dispuesta a ayudar a los extranjeros. Babu acababa de abrir un humilde hostal y nosotras fuimos sus segundas huéspedes. Nos cobró 350 pesos por noche, 6.50 euros, en un cuarto compartido, nos presentó a su familia y amigos y nos llevo a cenar al único restaurante que quedaba abierto a esas horas. El lugar se llama Babu Backpackers y es completamente recomendable para todos los que queráis conocer la generosidad del pueblo filipino. Puede ser que el GPS no os indique donde está localizado, sin embargo podéis preguntar casi a cualquier local y ellos serán los encargados de mostraros el camino.

Además, justo al lado del hostal hay un restaurante y bar, que también inauguraron el día de nuestra llegada, al que merece la pena acercarse. Su nombre es J&C Food Haus y sus dueñas son también encantadoras. Un saludo para Jhaye Estrada!!!

Moalboal, aparte de la amabilidad de su pueblo, no tiene mucho que visitar. La mayoría de los viajeros que llegan hasta aquí lo hacen para bucear o ver las cascadas de Kawasan, a 25 kilómetros al sur. Lo mejor para acceder a ellas es alquilar una moto, lo que suele costar 300 pesos por día, 5.50 euros. Si os quedáis con Babu, ella os ayudará a buscar todo lo que necesitéis. El camino a las cascadas está correctamente señalizado con un parking disponible expresamente para los visitantes. Es necesario pagar al aparcar si os queréis asegurar que vuestra moto esté tal y como la alquilasteis cuando volváis a buscarla y no os hayan hecho ningún faena simplemente por ahorraros unas monedas.


A su vez, es obligatorio abonar 40 pesos por persona como tasa de medioambiente. Del parking a Kawasan hay que andar un poco, pasando por poblados y atravesando un río de agua cristalina. Después de media hora se llega a la primera y a la más turística de las caídas de agua. Su belleza es imponente, sobre todo por los colores que posee, sin embargo no esperábamos que estuviese tan abarrotada y esto no es decepcionó un poco. La segunda de las cascadas está un poco más arriba y suele ser más tranquila. El atardecer lo vimos desde la playa de White beach y posteriormente decidimos acabar la jornada en los bares de Panagsama beach, entre los que destaca el Chili Bar, repleto de viajeros con ganas de pasarlo bien.


 Camino hacia las cascadas







 Primera de las cascadas



 Cascada menos concurrida
 White beach



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