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Myanmar: Mandalay día 1
10.12.19
Después de Bagan me habría gustado visitar el estado
de Chin y Mrauk-U, dos lugares a los que aún no llegan muchos turistas. Sin
embargo, las limitaciones en el transporte hicieron que lo tuviese que dejar
para otra ocasión, ya que se tarda mucho en llegar y la visa que yo tenía era
tan sólo de 28 días, por lo que no me daba tiempo a hacer todo lo que quería.
Por este motivo, decidí seguir con la ruta y tomar un autobús de Bagan a Mandalay. El trayecto
dura entre seis y ocho horas y cuesta 9.500
kyats, cinco euros. Los billetes los podéis reservar en Ostello Bello
Bagan, o en el alojamiento que escojáis. Ya en Mandalay, la segunda mayor
ciudad de Myanmar, decidí volverme a hospedar en Ostello Bello. Este hostel está muy bien ubicado y cuenta con una
amplia terraza en lo alto, el único problema que encontré os lo comentaré más
adelante.
Vistas desde la terraza del hostel
Mandalay es una ciudad que muchos odian y otros
muchos quieren. La urbe en sí, no tiene gran cosa, pero sus inmediaciones sí.
No obstante, os recomiendo pasar un día o dos conociéndola. En mi primera jornada, visité
el mercado de Jade, algo que
recomiendo al 100%, sobre todo a primera hora de la mañana. Myanmar es uno de
los principales países en la exportación de esta roca de colores verdosos y
este mercado es el mejor sitio para conocer un poco cómo funciona el asunto. Para
entrar, al ser turista, hay que abonar 2.500
kyats, un euro y medio. Al principio no entenderéis nada, está todo
abarrotado de gente, es su mayoría locales y chinos. Después de un rato
comenzaréis a comprender.
Hay tres zonas a diferenciar: una primera, donde se
puede ver cómo trabajan y pulen las piedras de jade; otra destinada a la venta
al por mayor a ciudadanos chinos que después las venden a precios disparatados
en su país; y por último, una con tienditas donde los turistas se llevan algún souvenir. Es muy curioso ver a los
chinos comprando. Suelen estar sentados y los comerciantes birmanos se acercan
a ellos ofreciéndoles diferentes piedras, todas con precios muy elevados. Ellos
las examinan y a través de videollamadas o v ídeos compartidos en Facebook con un amplio
público, van eligiendo cuáles se quedan y cuáles descartan. No hay que olvidar
que el comercio del jade es otro de los conflictos que hay en Myanmar entre sus
ciudadanos y los chinos queriendo imponer su dominio sobre las minas.
Posteriormente, cogí un tuktuk, a través de la aplicación
de Grab, y me dirigí al Zay Cho
Market, uno de los mercados más antiguos y grandes del país. Es muy
interesante porque puedes inmiscuirte en la vida cotidiana de los ciudadanos de
Mandalay. El hambre empezaba a hacerse notar así que puse rumbo al restaurante Mingalabar, uno de los más
recomendados en la urbe. Os aconsejo probar su tofu, muy diferente al que
comemos normalmente, la ensalada de hojas de té y alguno de sus currys. Saldréis
de ahí a punto de explotar!!!
Ya con el estómago lleno, me acerqué a la zona donde
se localizan la mayoría de los puntos turísticos de Mandalay. Empecé adentrándome
en la pagoda Kuthodaw, construida en
1857 por el rey Mindon Min, al comienzo de la creación de la ciudad. Además de
la pagoda central, el monarca decidió levantar alrededor de la misma 730 estupas que forman el Tripitiaka, considerado como ‘el libro
más grande del mundo’ con sus escrituras budistas. Dentro de cada una de ellas
hay un bloque de piedra escrito por ambas caras en tinta negra. Como curiosidad:
si alguien quisiera leer el libro, tardaría en torno a un año en finalizarlo, dedicándole
ocho horas al día a su lectura. La entrada vale 5.000 kyats, tres euros. Al
lado de Kuthodaw, y erigida por el mismo rey, está la
pagoda de Sandamuni, que se caracteriza por su enorme cúpula dorada y las
más de 1.700 estupas que la rodean.
Kuthodaw Pagoda
Páginas del libro
Sandamuni Pagoda
Y tal y como os comentaba antes, aquí es donde están
las principales atracciones turísticas de la ciudad. Sin embargo se hace de
noche tan pronto que es muy probable que no os de tiempo a ver todo en un día.
Por ello, para finalizar la jornada lo mejor es que os dirijáis al cerro Mandalay para poder
presenciar el atardecer desde allí y descansar para seguir visitando la segunda
mayor urbe de Myanmar el próximo día.
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