Pocos son los extranjeros que en vez de poner rumbo a
las paradisiacas playas de Filipinas, decidan profundizar un poco más en Luzón
dirigiéndose hacia el norte de la isla. A nosotras nos recomendaron que lo
hiciésemos y así fue. Nuestro primer destino fueron los pueblos de Banaue y Batad, conocidos por sus increíbles campos de arroz. Moverse por
el país no resulta sencillo así que hicimos de nuestro viaje una aventura,
fuimos sin prisa pero sin pausa, disfrutando de los paisajes y riéndonos de las
adversidades que nos iban sucediendo a lo largo del camino, porque Filipinas es
así, hay que tomarse las cosas con calma y alegría y aprender de su gente,
siempre con una sonrisa en los labios.
Empezamos la travesía en la estación de autobuses Victory Liner, donde comienzan las rutas
de la mayoría de los autocares de Manila hacia otros puntos de Luzón. Salimos
en dirección a Baguio, un pequeño
pueblo en la región La Cordillera, fundado en 1909 por los estadounidenses y
convertida por los mismos en la capital de veraneo del país. El viaje nos costó
400 pesos, poco menos de ocho euros, y duró desde las 11:00 de la mañana hasta
aproximadamente las 17:00. Hay autobuses casi cada media hora (y más directos
que el que cogimos nosotras), si queréis consultarlo, podéis hacerlo en la página web de la compañía Victory Liner.
Nuestra idea era visitar Baguio un poco por encima,
ya que tampoco tiene muchos atractivos. Sin embargo cuando llegamos estaba
oscureciendo así que decidimos acercarnos hasta la siguiente terminal de autobuses,
donde teníamos que comprar los billetes a Banaue. Para ir de Baguio a Banaue
hay tan sólo un autobús diario a las nueve de la noche, llegando a las seis de
la mañana. El viaje lo opera la compañía Ohayami Trans y cuesta 450 pesos, 9 euros, un poco menos con descuento de
estudiante (yo enseñé el DNI y coló).
Un consejo: cuando vayáis a comprar los tickets y os digan que
sólo quedan “central seats”, sitios
centrales, no os penséis que son las plazas del pasillo. Son unas sillas pequeñas,
en miniatura diría yo, en medio del vehículo, es decir, en el suelo. Podéis
imaginaros nuestras caras cuando nos dijeron que teníamos que sentarnos ahí
durante las nueve horas que duraba el trayecto! Todo quedó en una divertida
anécdota gracias a los filipinos que viajaban con nosotras y a nuestro gran
sentido del humor!
Sara y yo agonizando
Mi silla en miniatura
Si preferís ahorraros horas de viaje, podéis quedaros
un día más en Manila y coger el autobús
directo a Banaue. Sale a las 10 de la noche y llega por la mañana,
alrededor de las siete. Los viernes y días en los que el servicio de las 10
está completo, Ohayami Trans, la
empresa que trabaja en esta ruta, añade un autobús adicional a las 9 de la
noche. El precio es de 470 pesos, por lo que además de horas, podréis ahorrar
también algo de dinero.
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