Como os comenté anteriormente, una cosa que me
encanta de los canadienses es su amor por la naturaleza, el llegar el fin de
semana, preparar su mochila e irse a hacer senderismo por los increíbles
lugares que esconde este país. Uno de estos fascinantes rincones se encuentra a
tan sólo dos horas en coche de Vancouver y escasos 40 minutos del famoso pueblo
de Whistler. Su nombre es Joffre
National Park y es conocido por su ruta, o hike, como se dice en inglés, formado por tres lagos de aguas
turquesas que dejan boquiabiertos a todo aquel que lo visita.
El camino es de 11
kilómetros, ida y vuelta, y se realiza en aproximadamente cinco horas, dependiendo de la
velocidad de cada uno y de las veces que se pare a admirar el paisaje, que sin
duda, no serán pocas. La pendiente es de
400 metros, lo que le hace ser un hike
no muy complicado. Sin embargo, hay una parte de la ruta que es todo cuesta
arriba y en la que seguramente necesitéis parar a coger aire para continuar la
marcha. Acceder al parque es muy sencillo, está bien indicado y además cuenta
con un parking bastante grande donde poder dejar el coche y empezar la
aventura.
Parking
Sendero hasta el primer lago
Nada más llegar, ya se empiezan a ver los primeros
carteles que señalan a qué distancia está el primero de los lagos: el Lower lake. Es el más pequeño de
todos y tan sólo se necesitan cinco minutos para poder alabar su belleza. Desde
aquí ya es posible divisar los picos del gran
glaciar que reina el parque de Joffre y que ha dejado su huella a lo largo
de los años. Esto se puede ver principalmente en la forma de U que tiene el
valle y los sedimentos glaciares a lo largo del sendero. Y, cómo no, en el
color del agua, ya que el glaciar es el “culpable” de que los lagos tengan ese
azul intenso. El motivo de tan llamativo color es causado por el limo, unos
sedimentos que flotan en el agua reflejando las ondas verdes y azules de la luz
del sol.
El glaciar desde Lower lake
Upper Lake es el último de la ruta y el más grande. Desde él se
puede contemplar la inmensidad del glaciar y si os atrevéis también podéis
comprobar lo fría que está el agua o verificarlo a través de la cara de
sufrimiento que ponen los valientes que deciden darse un baño. Si queréis
acampar en Joffre National Park tendréis que andar un poco más y llegar hasta
la zona establecida para ello. Eso sí, leed antes las indicaciones que avisan
de la presencia de osos en la zona y seguir las normas a rajatabla si no queréis
tener un disgusto.
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