Uno de los mejores sitios donde poder relajarse en el
norte de Tailandia es Pai. Este
pequeño pueblo se encuentra a 146 kilómetros de Chiang Mai y para llegar hasta
él es necesario pasar por las 762 curvas
que componen la carretera 1095, atravesando grandes montañas. Muchos son los
que se atreven a realizar este trayecto, de aproximadamente cuatro horas, en
moto ¡Hasta a nosotros se nos pasó por la cabeza! Sin embargo, os recomiendo
que cojáis un minibús desde la estación de Chiang Mai por tan sólo 150 baths,
3.80 euros, con la compañía Avia Booking.
Os aseguro que me lo agradeceréis cuando dobléis la última curva antes de
llegar, ya que si el camino se hace interminable en autobús, no me lo quiero
imaginar en moto.
A pesar de ser pequeño, Pai cuenta con una gran oferta de alojamiento al
tratarse de un pueblo muy visitado por los turistas extranjeros. La mayoría de
los hospedajes van desde los 200 baths la habitación, 5 euros, en adelante.
Entre ellos se pueden encontrar hostales de mala muerte o encantadoras cabañas
a la orilla del río Pai, que divide la zona en dos partes. En cuanto a la mejor
manera para recorrerlo, os recomiendo que alquiléis
una moto (y que vayáis con cuidado, pues son muchos los que se accidentan
en esta localidad tailandesa).
Pero Pai no siempre fue tan visitado, comenzó a ser
considerado como una parada obligatoria para los viajeros en la década de los
70, cuando el ambiente hippie se
apoderó de sus calles. Dicen que desde entonces ha cambiado bastante pero aún
quedan restos de este movimiento cultural y quizá eso es lo que le hace tan
interesante. Y por sus grandes atractivos, no es de extrañar que los hippies
eligieran este lugar para pasar unos días. ¡Vamos a hacer un tour para que
entendáis porque puede ser un punto a incluir durante vuestra estancia en
Tailandia!
Coffee in
Love es el mejor sitio para empezar
el día. Se trata de una cafetería situada en un mirador con vistas directas a
las montañas. Ofrecen, sobre todo, productos de repostería así que qué mejor
lugar para desayunar. La siguiente parada es el Memorial Bridge, un puente que fue construido por los japoneses en
1942 para transportar armas a Myanmar durante la 2ª Guerra Mundial. Podéis
cruzarlo a pie, o si lo preferís, se organizan también excursiones para hacer
rafting en embarcaciones hechas a base de bambú. En las proximidades del puente
nos llamó la atención una especie de templo en construcción donde paramos a
sacar un par de fotos.
Coffee in Love
Vistas desde la cafetería
Memorial Bridge
Barcas de bambú
Especie de templo que nos encontramos
El Gran
Cañón de Pai fue una de las cosas
que más nos gusto. En este lugar se entremezclan los colores verdes de la
vegetación con pequeñas hileras naranjas en consecuencia de la tierra arcillosa
que forman los barrancos. Si queréis recorrerlo entero es imprescindible que
llevéis calzado cómodo. Y antes de llegar al pueblo chino, conocido como Santichon
Village y en el que tan sólo estuvimos 10 minutos (no tiene mucho que ver),
visitamos el Pai Tree House Resort,
un hotel muy curioso situado en medio de la naturaleza y que cuenta con
habitaciones construidas en árboles. Los precios podéis consultarlos AQUÍ.
Hotel Pai Tree House
Mini casitas en los árboles
Habitaciones en los árboles
Yendo al barrio chino
Y cerca del poblado chino están las cascadas Mo Paeng Namtok, ideal para
darse un baño refrescante antes de que caiga la tarde y volver de nuevo al
centro de Pai. Sobre las cinco, las calles se empiezan a llenar de puestos de
comida, los artesanos colocan sus tenderetes con verdaderas obras de arte y los
bares comienzan a abarrotarse por turistas dispuestos a pasar un rato agradable
bajo el sonido de la música en directo. Y todo esto, es lo que te hace pasar un
día inolvidable y entender porque merece la pena recorrer las 762 curvas para
llegar a Pai.
Cascadas Mo Paeng Namtok
Calles de Pai por la tarde-noche
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