El siguiente día lo pasamos en el Vaticano.
Como sabéis es una ciudad-estado que se encuentra en el
corazón de Roma y es mundialmente conocido por ser el centro neurálgico
de la Iglesia Católica. Es el Estado más pequeño de toda Europa con 0,44 kilómetros cuadrados en los que viven menos de 1.000 personas, entre ellas el Papa.
Lo primero que hicimos fué ver la Piazza de San
Pedro, construída entre 1656 y 1666 por Bernini, y considerada
como una de las más grandes y bonitas del mundo. Yo la imaginaba mucho más
grande de lo que es. Sus dimensiones son 320 mts. de longitud y 240 mts. de
anchura y puede albergar hasta 300.000 personas.
Está formada por 284 columnas y 99 pilastras que la bordean
en un pórtico de cuatro filas. En lo alto de las columnas hay 140 estatuas de
santos realizadas en 1670 por los discípulos de Bernini. En el centro se
encuentra un obelisco de 55 mts. traído en 1586 desde Egipto, y dos
fuentes, una de Bernini y otra de Maderno.
Después de ver la plaza hicimos cola para entrar al
interior de la Basílica de San Pedro y subir hasta su cúpula.
Muy recomendable! Tiene un coste de 5€ a pie y un poco más en ascensor. La
cúpula fue iniciada por Miguel Ángel, Giacomo della Porta continuó el trabajo
y Maderno la remató en 1614. Las vistas desde arriba son
impresionantes.
Un aviso importante, hay bastantes escaleras, merece la
pena subir andando pero pensároslo dos veces, no vaya ser que os quedéis a
medio camino. Una vez habiendo subido a la cúpula, volvimos a bajar para entrar
en la Basílica. Es el templo religioso más importante del catolicismo y donde
el Papa celebra las liturgias más importantes. Su
construcción comenzó en 1506 y finalizó en 1626, siendo consagrada
ese mismo año. Recibe este nombre por el Primer Papa de la Iglesia Católica,
San Pedro, cuyo cuerpo está enterrado en esta basílica.
Esto nos llevo medio día, así que cuando acabamos,
paramos para comer antes de continuar con los Museos del Vaticano y la
Capilla Sixtina. Para esto habíamos sacado las entradas por Internet con
varios días de antelación, así evitamos las colas (http://www.rome-museum.com/es/?gclid=CMn2lov_wrcCFRMPtAodXwkA6Q).
El precio es de 15€. Además de ver los innumerables museos de los que
consta, las escaleras son algo digno de ver y que pienso que,
como a mí, os gustarán mucho.
La capilla Sixtina se encuentra al final
de los museos, puedes verlos todos, como hicimos nosotras, o ir por la vía
rápida. Esta capilla es uno de los mayores tesoros del Vaticano y del mundo en
general y es el templo en que se corona y se elige a los Papas. Fue
construída entre 1473 y 1481 durante el mandato del Papa Sixto IV. Los
frescos de las paredes y el techo son increíbles, hechos todos por Miguel
Ángel. Entre los frescos más destacados está el del Juicio Final. Un aviso
importante: no saquéis fotos u os estarán constantemente llamando la atención:
las pinturas de deterioran con los flashes y están incluso pensando en cerrar
las puertas al público.
Y así fue nuestro segundo día. Calculad bien el tiempo
que estéis allí para que os cunda y poder ver todo.
Por la noche, salimos de fiesta a una discoteca que se
llama Art Café, cerca de Villa Borghese. El precio de la entrada
son 10€ más 5€ de ropero. Está muy bien y a veces te encuentras con personajes
famosos, como nos sucedió a nosotras.
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