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Roma- Parte 3
3.6.13
El tercer día nos levantamos tarde, que es lo que
suele pasar cuando se sale de fiesta… Noches alegres, mañanas tristes. Nada más
despertarnos fuimos a la Iglesia Santa
María de Cosmedin, donde se encuentra la
Boca de la Verdad, una enorme máscara de mármol con fama mundial. Está
dedicada al Dios del Mar representado por un rostro masculino con barba, con
los ojos, la nariz y la boca perforados. Se dice que si metes la mano en su
boca y has mentido en alguna ocasión, te morderá. A nosotras gracias a Dios no
nos pasó.
Después fuimos a dar un paseo por el Trastevere, un barrio bohemio muy
visitado por los turistas y donde se come muy bien, así que eso hicimos.
Buscamos un restaurante y nos sentamos allí a comer y a resguardarnos del mal
tiempo que hacía ese día.
Entre el mal tiempo y el cansancio que llevábamos
acumulado, no nos sentíamos con la energía suficiente para ver más cosas, por
lo que decidimos volver al hotel a descansar. La mañana siguiente la reservamos
para ir al Coliseo y el foro Romano y Palatino. La entrada a ambos sitios nos
costó 7,50 euros por ser ciudadanas de la UE entre 18 y 24 años. Si no tiene un
coste de 12 euros.
El Coliseo,
nos dejo boquiabiertas sólo de pensar lo que
había tenido lugar allí hace 2.000 años. Se podían llegar a reunir hasta 50.000
personas para ver sus espectáculos preferidos, que iban desde la muestra de
animales exóticos hasta ejecuciones de prisioneros, recreaciones de batallas y
peleas de gladiadores. Su construcción empezó en el año 72 y terminó en el año
80 . Tiene unas dimensiones de 188 metros de longitud, 156 metros de anchura y
56 metros de alto.
Del Coliseo fuimos directas al Foro Romano que se encuentra
a poca distancia. Esta zona era en la que se desarrollaba la vida
publica y religiosa en la antigua Roma. Entre las cosas a destacar se encuentran la Vía Sacra, como principal
calle de la Antigua Roma; y el Arco de Tito, un arco del triunfo que conmemora
la victoria de Roma sobre Jerusalén.
A la hora de comer nos acercamos a Campo dei Fiori, una plaza construida en el año 1456 por
encargo del Papa Calixto III. En ese lugar se encontraba un campo de flores y
por eso recibe ese nombre. En la actualidad es conocida por su mercadillo ( al cuál llegamos tarde) y por
sus terrazas.
Y acabamos el día en el Castello di Sant’Angelo, situado en la margen derecha de la orilla
del Río Tíber. Su construcción empezó en el año 135 bajo las órdenes del
emperador Adriano que pretendía utilizarlo como monumento funerario para el y
su familia. Está situado cerca del Vaticano, las vistas de la cúpula de la Basílica
de San Pedro son muy bonitas desde allí, sobre todo de noche cuando encienden
las farolas.
Otra de las cosas que se pueden hacer, es dar un paseo por Villa Borghese, uno de los parques más grandes de todo Europa.
Y este fue nuestro viaje a Roma. El día siguiente paseamos
por la ciudad hasta que, una vez más, llegó la hora de volver a Milán.
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