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Budapest, capital de Hungría
5.5.13
El siguiente viaje del que os voy a hablar es el de Budapest.
Es la ciudad más grande de Hungría y también su capital. Fué fundada en el año
1873 con la unión de las ciudades Buda y Óbuda con Pest, ambas separadas por el
río Danubio. Cabe destacar que es la 25 ciudad más visitada del mundo y no es
para menos.
Teníamos tan claro cuándo queríamos ir que lo primero
que hicimos fué sacar los billetes de avión con Ryanair, y lo hicimos con tanta
previsión que sólo nos costaron 0,35€ ida y 12€ vuelta. Lo siguiente, y como
éramos seis amigos, fué buscar un aparthotel, elegimos el Budapest Center, 12€ por persona tres noches, y estaba situado en el centro de la ciudad de
Pest. Me gustó mucho y no dudo en recomendarlo.
Lo último que hicimos para tener todo listo fué
cambiar los euros por florines húngaros (1€=295 florines). Los cambiamos en
Milán, pero es más aconsejable hacerlo allí porque el cambio es más barato.
Teníamos el vuelo por la mañana temprano y cuando
llegamos cogimos una furgoneta taxi desde el aeropuerto, entre los seis nos salió
aproximadamente 6€ por cabeza. Dejamos el equipaje en el hostal y allí mismo
encontramos una oferta en la que por 15€ teníamos dos días de autobús turístico,
dos viajes en barco por el Danubio y una comida típica húngara en lo alto de Buda. Por lo general, la comida y algunas otras cosas son más baratas en Budapest que como puede ser en España o Italia.
El día que llegamos no hicimos mucho. Nos dedicamos a
pasear por la ciudad, conocer sus calles y pararnos a mirar cada puesto del
mercadillo de Navidad, que ocupaba prácticamente toda la ciudad. Paseamos
por Váci
Utca y Avenida Andrassy, las calles más importantes de Budapest, llenas
de tiendas, cafeterías… decidimos entrar en el Ice Bar de la calle Váci Utca.
Aunque lo pasamos muy bien no lo recomiendo: demasiado caro para lo que es.
Por la noche fuímos al Szimpla Kert, un lugar
muy conocido en la ciudad. En él, podéis tomar una copa, fumar una cachimba o
incluso cenar, todo ello acompañado de conciertos en directo. El sitio es muy
peculiar, es como una casa de ocupas. Nos gustó mucho, así que lo tengo en mi
lista de visitas obligadas.
El día siguiente fué cultural. Hicimos un tour con el
bus turístico y lo primero que vimos fue la Ópera de Budapest, edificio neo-renacentista diseñado por el
arquitecto húngaro Miklós Ybl. Fué construído entre los años 1875 y 1884 y financiado por Francisco José I, Emperador
de Austria y Rey de Bohemia, con la condición de que no fuese más grande que la
Ópera de Viena. Se pueden realizar visitas guiadas o acudir a un espectáculo.
El precio es más o menos similar, así que ¿qué mejor que ver un espectáculo?
Pasamos también por el Museo Holocaust Memorial Center, que recuerda al más de medio
millón de judíos que murieron en Hungría durante el Holocausto nazi. No
entramos pero si estáis interesados la entrada ronda los 3€.
Por la tarde cogimos un barco y dimos un paseo por el
Danubio, hacía mucho frío pero,
tapados con mantas, salimos a la cubierta. Después y siguiendo con el itinerario
del bus, subimos a lo alto de la ciudad de Buda.
Las vistas eran impresionantes ya que empezaba a anochecer y Budapest iluminado
es digno de ver.
Volvimos a Pest
y cenamos en típico restaurante húngaro. El plato más conocido es el gulash:
plato especiado que consta de carne de cerdo, cebolla, pimiento y pimentón. A nosotros se nos asemejó a un estofado. Volvimos
al hotel a arreglarnos antes de nuestra salida nocturna para la que nos
recomendaron una discoteca llamada Morrison’s.
El tercer día lo empezamos visitando la Sinagoga judía, la más grande de Europa
y la segunda más grande del mundo. De estilo neomorisco, fué construída entre
1854 y 1859 por el arquitecto vienes Ludwig Forster. La Basílica de San Estebán fué el segundo edificio que vimos ese día.
El nombre de la basílica hace honor al primer Rey de Hungría, San Estebán I, y
en su interior, dentro de un cofre de cristal, se conserva su mano derecha. Se
puede acceder a las torres de la basílica por 400 florines.
Siguiente parada: el Parlamento. El edificio más representativo de la ciudad y tercer
parlamento más grande del mundo después de los de Rumanía y Argentina. Fué
construído entre 1884 y 1902 con unas dimensiones de 268 mts. de longitud y 118
mts. de anchura. Se puede visitar, pero a nosotros no nos dejaron pasar porque
los tours en español habían terminado. Lo mejor es contratarlo con alguna
agencia y así asegurarse la entrada.
Justo delante del Parlamento se encuentra el Monumento al Holocausto. Se trata de
una hilera de zapatos de cobre, tanto de hombre como de mujer, anclados al
suelo. Era aquí donde colocaban a los judíos de cara al río y uno a uno iban
disparándoles en la sien hasta que caían. Este monumento, hecho por Gyula Pauer
y Can Togay en 2005, representa la permanencia de todos aquellos asesinados en
la memoria de los ciudadanos actuales.
Esa misma tarde volvimos a subir a Buda, comimos gulash de nuevo, y visitamos los edificios de esa otra orilla del
Danubio:
-
el Castillo de Buda: uno de los edificios más conocidos de Budapest. Antiguamente residencia
de los reyes de Hungría por lo que es también conocido como Palacio Real.
-
la Iglesia de Matías, cuyo nombre oficial es Iglesia de Nuestra Señora. Una
iglesia católica de estilo neogótico, construída durante los siglos XIII Y XV.
-
El Bastión de los Pescadores: es un
mirador desde el cual se puede observar toda la ciudad de Pest. Sus siete
torres represetan las siete tribus fundadoras de Hungría.
Después de ver todos estos maravillosos edificios
dimos un paseo por Buda y bajamos caminando hasta el Puente de las Cadenas. Es el más antiguo de Budapest, hasta su
construcción solo se podía cruzar de una a otra ciudad en barco. Fué inaugurado
el 20 de Noviembre de 1849 después de 20 años en obras.
El último día lo empezamos comiendo en el Mercado Central. Tiene una parte de
mercado, como su propio nombre indica, y otra dedicada a tiendas y
restaurantes, es un buen sitio para comer. Después de comer nos dirigimos hacia la Plaza de los Héroes, declarada por la UNESCO Patrimonio de la
Humanidad, que conmemora a los líderes de las siete tribus fundadoras de
Hungría. A ambos lados se encuentran algunos de los museos más importantes de
Budapest, como el de Bellas Artes.
Y qué mejor
forma de finalizar el viaje que yendo al Balneario
Széchenyi, uno de los recintos termales más grandes de Europa. Tiene 15
piscinas, tres de ellas al aire libre, cuyas aguas están a 35º mientras fuera
no se superaban los 0º. El precio es 10€ y es recomendable llevar toalla, ya
que si necesitas alquilarla te entregan una sábana que ni seca, ni quita el
frío. El agua de estos baños se cambia una vez al mes, y durante el cambio de
agua se celebra una gran fiesta dentro de las piscinas en las que se tira
champagne. Nosotros no tuvimos esa suerte!
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