El pasado mes de diciembre organizamos un viaje de
fin de semana a Bruselas. Llegamos un viernes sobre la hora de comer y cogimos
un autobús desde el aeropuerto de Charleroi, el precio por trayecto es de 15
euros. Este bus nos dejo en la estación Gare
du Midi, y nuestro hotel se encontraba justo al lado. Se llamaba Hôtel du
Midi y la verdad es, que para lo que pagamos no estaba nada bien. Así que si
tenéis intenciones de ir, mejor buscar otro.
Dejamos las cosas en el hotel y comenzamos a ver la
ciudad. Empezamos con el Atomium,
una estructura de 103 metros de altura construida para la Exposición General de
primera categoría de Bruselas de 1958. Representa un cristal de hierro ampliado
165 mil millones de veces. Está formado por nueve esferas de acero de 18 metros
de diámetro. Al principio fue planeado para permanecer seis meses, pero ahora
se ha convertido en uno de los principales símbolos de Bruselas. Se puede
entrar en su interior, el coste es de 11 euros adultos y 8 euros estudiantes.
Como era invierno, ya empezaba a anochecer y vimos el
resto de la ciudad de noche. Después del Atomium, nos acercamos al Parlamento Europeo, situado en el que
es conocido como Barrio Europeo de Bruselas. El Parlamento, como ya sabréis, es
la institución parlamentaria que representa
directamente a los ciudadanos de la Unión y que junto con la Comisión Europea y
el Consejo de la Unión Europea ejerce la función legislativa.
Cerca del Parlamento se encuentra el Parque del Cincuentenario, y en él, el
Palacio del Cincuentenario, uno de los edificios más emblemáticos de Bruselas.
Su parte más característica es el arco del triunfo , dominado por una cuadriga
de bronce.
Siguiendo con el itinerario, el Palacio Real de Bruselas, sede de la familia real belga, fue lo
siguiente que vimos. La construcción del Palacio comenzó a principios del siglo
XIX por Guillermo I, rey de los Países bajos. En el se encuentran las oficinas
de los reyes, algunos ministerios, salas de reuniones oficiales y habitaciones
para los jefes de estado invitados. Desde 1831, este Palacio no es la
residencia real, los reyes viven en el Palacio Laeken, a las afueras de
Bruselas.
La próxima parada era la Iglesia Notre Dame du Sablon, situada en la parte de la ciudad y
de estilo gótico. Fue construida en el siglo XV. En su fachada destacan los
pináculos y vidrieras. Nos faltaron algunas cosas por ver, entre ellas el
Palacio de Justicia y la Catedral de San Miguel y Santa Gúdula, pero es lo que
tiene hacer un viaje express.
El resto del tiempo lo dedicamos a dar paseos por sus
calles hasta llegar a las Galerías Saint
Hubert, diseñadas en 1847 como las primeras galerías comerciales de Europa.
Miden alrededor de 200 metros de largo y están cubiertas por una enorme cúpula
de cristal. Por estas galerías llegamos a la rue de Bouchers, donde paramos a cenar el plato típico: moules, que
son mejillones con patatas fritas.
Después de
cenar fuimos a la Grand Place, el corazón de Bruselas y la zona más concurrida de la
ciudad. Forma parte del conjunto arquitectónico del sigo XVII mas bello de toda
Bélgica. Comimos un gofre, famosísimos en todo el mundo por lo buenos que están
y decidimos que ya era la hora de visitar al Manneken Pis, una estatua de unos 50 centímetros que representa a
un niño desnudo orinando en la pila de la fuente. Junto con el chocolate, la
cerveza, el Atomium y la Gran Place, ocupa uno de los puestos más
representativos de Bruselas.
El chocolate ya lo habíamos probado, habíamos
visitado al Manneken Pis, la Gran Place y el Atomium, sólo nos quedaba probar la
más que conocida cerveza belga, así que fuimos a otro sitio muy conocido: la cervecería Delirium Tremens. Es la
cervecería con más variedad de cervezas
a nivel mundial, pasando las 2000 variedades. Tomamos unas cervezas y nos
quedamos en el mismo local escuchando un concierto en directo.
El siguiente día nos levantamos pronto y fuimos a la
Estación Gare du Midi, compramos un billete de 10 viajes ( 50 euros) para poder
ir de Bruselas a Gante, de Gante a
Brujas y vuelta a Bruselas. Estos billetes se rellenan por la propia persona
que lo compra poniendo desde la estación que sale, hasta donde va y la fecha del viaje. Mucha gente lo que hace
es que no lo rellena hasta que no ve al revisor, así si tienes suerte y no pasa
te llevas un viaje gratis.
En Gante
pasamos toda la mañana. La ciudad de Gante fue fundada en el siglo IX cuando
Balduino I de Flandes levantó un castillo para proteger las abadías de San
Pedro y San Bavón de las incursiones vikingas. Paseamos entre sus canales y
visitamos algunos de los edificios más emblemáticos de la ciudad:
-
El Castillo de Gante: antigua residencia
de los condes de Flandes y utilizado hasta el siglo XIV como fortaleza
defensiva y hasta el siglo XVII como prisión.
-
La iglesia de San Nicolás: uno de los
monumentos más antiguos de Gante. Su construcción de inicio a principios del
siglo XIII. Las características
principales son el uso de la piedra azul-gris, la existencia de
campanario y unas pequeñas torres de cubierta cónica en las esquinas del
edificio.
-
Korenmarkt:
es una plaza situada a las puertas de la iglesia de San Nicolás y el lugar más
animado de Gante desde la Edad Media.
-
Belfort:
campanario de 91 metros construido en el
siglo XIV. Su mirador, a 61 metros, ofrece una de las mejores vistas de la
ciudad.
-
Catedral de San Bavón de Gante: tardó tres siglos en construirse. Recibe el nombre
de San Bavón , santo que vivió entre los años 589 y 654, nacido en una noble
familia franca cerca de Lieja, patrón de Gante y Harleem ( Países Bajos)
Por la tarde volvimos a coger el tren con destino Brujas, una de las ciudades medievales
mejor conservadas del mundo. Fue fundada en el siglo XI y destaca por su gran
red de canales que hicieron que hasta el siglo XV fuera uno de los mayores
centros comerciales del norte de Europa. En esta ciudad además de dejarnos
llevar por sus interminables canales, vimos la Plaza Mayor ( Markt), centro neurálgico de Brujas y donde cada
sábado tiene lugar un mercado; Stadhuis,
ayuntamiento de la ciudad y Belfort,
la torre más característica de Brujas de 83 metros de altura.
A la hora de cenar volvimos a Bruselas directas al
hostal a descansar de este fin de semana tan ajetreado ya que al día siguiente cogíamos
de nuevo el avión para volver a casa.
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