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Las rocas de Sigiriya y Pidurangala
28.1.18
Kandy, además de tener un gran encanto, está rodeada
de naturaleza y cerca de otros de las atracciones del país, como por ejemplo Sigiriya, imagen más popular de Sri
Lanka. Se trata de una enorme roca de casi 400 metros de altura producida por
la erupción de un volcán ya extinto. Pero no es famosa por esto si no por haber
sido habitada desde tiempos prehistóricos. En un principio, concretamente en el
siglo III, fue utilizada como monasterio budista, y sus habitantes se alojaban
en cavernas. Dos siglos más tarde, el rey Kasyapa decidió convertirlo en su
palacio con jardín y posteriormente, cuando murió, volvió a ser utilizada como
monasterio. Después de 5.000 años de uso, la roca fue abandonada y descubierta
en 1908 por el explorador británico John Still.
Para llegar de Kandy a Sigiriya es necesario coger un
autobús con destino Dambulla y desde ahí tomar otro que deja a las puertas del
recinto. El ticket a Dambulla cuesta 200 rupias, un euro, y el otro 50, 0.27
céntimos de euro. El trayecto viene a durar dos horas. Una vez allí es
necesario dirigirse a las taquillas para comprar la entrada que… agarraros…
cuesta 4.260 rupias, 22.60 euros.
¡Un atraco a mano armada! Como ya os decía, los ingresos a algunos de los
sitios turísticos de Sri Lanka son exagerados y este es el principal ejemplo y
uno de los motivos por los que mucha gente decide no visitar Sigiriya a pesar
de ser el símbolo del país.
Aunque consideré que era muy caro, decidí entrar. Es
algo que sólo iba a hacer una vez en la vida por lo que dejé de pensar en el
dinero y me centré en disfrutarlo al máximo. Al fin y al cabo, aunque sea muy
turístico, como muchos viajeros opinan, es algo que considero que hay que
hacer, al igual que por ejemplo, subir a la Torre Eiffel si se va a París o al
Empire State en Nueva York. Una vez dentro, paseé por los Jardines Reales hasta llegar a las escaleras en las que empezaba la
subida a la roca. El ascenso es un poco duro ya que hay demasiados peldaños
pero nada que no se pueda superar!
Estación de autobuses de Kandy
Exterior de Sigiriya
Además, durante el mismo hay alguna que otra parada,
la primera es la de los frescos que
se encuentran en una galería enclavada en una caverna. Está prohibido sacar
fotos, por lo que si queréis ver a las voluptuosas mujeres que hay pintadas,
tendréis que visitar Sigiriya (o buscarlos en Google o en algún otro blog). La
siguiente pausa es un poco más adelante de la mitad del camino, desde donde se
ven las garras que hacen que esta roca sea también conocida como ‘Roca del León’. Aquí hay también un
mirador donde se puede divisar Pidurangala, la piedra vecina de la que hablaré
más adelante. Y después de esto comienza el tramo final a la cima, llena de
monos.
Cuando lleguéis a lo más alto entenderéis que la
subida ha merecido la pena. Las vistas son increíbles, se aprecia lo grande que
es la roca y lo aislada que está y las ruinas son dignas de ver.
Jardines Reales
Garras del león
Pidurangala
Si no os he convencido para ascender a Sigiriya
siempre queda la opción B, considerada para muchos como la primera alternativa:
la roca de Pidurangala. La entrada
es mucho más barata, 500 rupias,
tres euros, y desde su cima se ve Sigiriya desde otro punto de vista. Además a
mitad de camino está el templo Real de
la Cueva del que sólo queda un gran Buda
reclinado hecho en piedra. La subida es más sencilla y corta, 20 minutos,
aunque hay que saltar alguna que otra piedra de gran dimensión. Es posible
visitar las dos el mismo día, como hice yo, aunque acabas bastante cansado,
sobre todo por el calor. Para ir de una a otra se puede ir andando, media hora,
o tomar un tuktuk y así hacer un pequeño descanso.
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