A tan sólo 13 kilómetros de Kuala Lumpur están
ubicadas unas cuevas con más de 400 millones de años de antigüedad y que
cuentan con gran popularidad entre las personas que visitan la capital malaya: las Batu Caves. Se trata de una colina
de piedra caliza con cavidades que han sido convertidas en uno de los templos
hindúes más famosos fuera de la India. Llegar hasta ellas es muy sencillo: se
va hasta la estación KL Sentral y
desde allí se toma un tren que te deja a las puertas del templo. La duración
del trayecto es de media hora aproximadamente y los tickets son muy baratos,
sólo 2 ringgits, es decir, 0,44 céntimos de euro.
Nada más bajar del tren se empiezan a ver las enormes
esculturas que representan a seres de la mitología hindú, como por ejemplo el toro de cinco patas o la enorme estatua de Murugan, dios de la guerra y
de la victoria a quien esta dedicado el templo. Con 42 metros de altura,
Murugan da acceso a los 272 escalones que llevan a la cueva principal. En el
interior de la misma hay pequeños santuarios donde los visitantes dejan sus
ofrendas, en muchos casos saboteadas por la población de monos que habitan en
las Batu Caves y que te darán la bienvenida nada más poner un pie en el
recinto.
La entrada es
gratuita y se ve en medio día, un poco más si queréis aprovechar para
entrar en el museo localizado en una de las cuevas secundarias. Lo ideal es ir
pronto y tras la visita, comer en alguno de los restaurantes indios que hay a
los pies de Murugan.
Toro
Templo en la parte baja de las cuevas
Batu Caves y Murugan desde abajo
Entrada a la escalinata
Llegada a la cueva principal
Kuala Lumpur desde lo alto de la cueva
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