Las Gili son un conjunto de tres islas, Trawangan, Meno y Air, situadas al noroeste del archipiélago de Lombok. A pesar de su pequeño tamaño
atraen miles de turistas día tras día y esto se debe al contraste entre paz y
fiesta que ofrecen a sus visitantes. Una de las peculiaridades que tienen es
que el tráfico de vehículos motorizados está completamente prohibido y por
tanto la gente se mueve a pie, alquilando bicicletas o cogiendo los cidomos, un carruaje tirado por
caballos muy típico en la zona. Para llegar hasta ellas, desde Bali, es
necesario reservar con antelación un servicio de autobús hasta Padangbai y tomar desde allí un barco.
Yo lo contraté con la empresa Wahana Gili Ocean y pagué 450.000 rupias a Trawangan. Tened cuidado porque es muy
común que engañen al turista y le hagan pagar el doble.
Padangbai
Ferry
Trawangan es la más grande y popular de las tres, con tres
kilómetros de largo por dos de ancho, lo que hace que se recorra en tan sólo
dos horas. En este espacio se entremezclan lujosos resorts con hostales para
mochileros y las viviendas de los locales, ya que en la isla habitan 361
familias aproximadamente, la gran mayoría musulmanas por lo que es habitual oír
sus rezos en la mezquita. Si queréis una opción económica, podéis alojaros
donde me quedé yo: Good for Ya Knee
Hostel&Bungalows, con desayuno incluido.
Llama la atención que en un lugar donde sus
habitantes practican el islam haya tantos bares y se forme la fiesta que se
forma todas y cada una de las noches del año. Además, la hermana mayor de las
Gili es famosa por sus drogas,
sobretodo por las setas, muchos son los que van a Trawangan para probar los mushroom
cocktails. Las leyes contra las drogas en Indonesia son muy duras, sin
embargo en GiliT se dice que la presencia policial es tan baja que se trata de
un archipiélago fuera de la ley.
Aún así, bajo mi punto de vista, creo que este país
no es el indicado para jugar con estas sustancias. Ha habido bastantes
accidentes y envenenamientos entre algunos de los turistas que las han
consumido. Como anécdota, contaros que mientras yo estaba en una fiesta en un
chiringuito al lado de la playa, hubo una redada policial con medios
televisivos incluidos, en la que se buscaba a uno de los mayores traficantes de
Lombok. Al final no pasó nada y todo quedó en un susto, pero tendríais que
haber visto las caras de los asistentes al evento cuando la policía les mandaba
al baño para hacer un test de drogas.
Llegando a Trawangan
Calle principal
Cidomo
Y el cielo en la tierra probablemente sea comparable
con el Sunset Point de Gili Trawangan, la zona de la isla por donde se esconde el
sol. Está lleno de pequeños bares chill
out con pufs y música donde se reúnen los turistas al finalizar el día. Y
muchos de vosotros os preguntaréis, ¿y dónde están los famosos columpios que aparecen en todas las fotos de los que han
tenido la suerte de poder viajar a Bali? Pues bien, también se encuentran en el
Sunset Point. La letra de la canción de Led Zeppelin, “Stairway to heaven”,
escaleras al cielo, podría modificarse por “columpio al cielo” y seguramente
aparecería una instantánea del lugar.
Pero no todo es fiesta, alcohol y drogas. También hay
quien viaja a las islas Gili para bucear
y es que se trata de uno de los
mejores sitios en el mundo para sumergirse a explorar las profundidades
marinas. Hay muchas escuelas para sacarse los cursos de PADI y se organizan
excursiones de snorkelling a diario. Yo contraté una con Wahana Gili Ocean, la misma empresa de transporte que me llevó al
archipiélago. Además de bucear, gracias a este tour pude visitar Gili Meno y
Gili Air.
Sunset Point
¡A bucear!
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