Las islas Phi
Phi son una de las imágenes más difundidas de Tailandia. Hasta hace
relativamente poco, se trataba de unas islas vírgenes que apenas eran
visitadas. Sin embargo, tras el rodaje de la película “La playa” (1999), que protagoniza Leonardo Di Caprio, comenzaron a ser explotadas y acondicionadas
para el turismo. Su belleza sigue siendo la misma pero la gran cantidad de
turistas que las visitan día tras día hacen que resulte prácticamente imposible
disfrutar de ellas como se debería.
Nosotros decidimos contratar una excursión de un día
desde Phuket. Pagamos 1.600 baths, lo que equivale a 40 euros, sin incluir la
tasa que hay que abonar una vez se llega allí al estar dentro del Parque Nacional de las islas Phi Phi.
El tour ofrecía varias paradas, la primera de ellas fue Koh Pai, también conocida como Bamboo
island. Es un pequeño archipiélago circular que se puede recorrer en tan
sólo una hora. Destaca principalmente su arena fina, su vegetación y el ser la
única isla de la zona en la que no hay acantilados de roca caliza.
Estuvimos 45 minutos y después emprendimos de nuevo
el viaje para parar en Monkey beach, un
arenal al que se necesita ir en barco. Su principal atractivo son los monos que
lo habitan y que al estar acostumbrados a que los turistas los alimenten, se
acercan sin temor a los humanos. He de decir que no sé si había más monos o
personas, ya que todas las agencias turísticas incluyen una parada en este
curioso lugar. No os preocupéis si no tenéis nada para darles de comer, el guía
del tour os preguntará varias veces si hay alguien interesado en comprar
cacahuetes. ¡Está todo pensado!
Monkey beach
Y después de alimentar a los primates, llegó la hora
de que comiésemos nosotros. Nos llevaron a la hermana mayor de las islas Phi
Phi, Phi Phi Don, concretamente a un
restaurante con terraza desde la que las vistas eran increíbles. Me habría
gustado poder quedarme más tiempo ya que se puede hacer una ruta que te lleva
hasta lo alto de uno de los acantilados, al Viewpoint, situado a 186 metros de altura. Desde allí se puede
apreciar la forma de pesa que tiene el archipiélago, dos islotes unidos por un
pasillo que separa el mar dejando a un lado aguas cristalinas y al otro, de
color más oscuro.
Ya con el estómago lleno volvimos a subir al
barco en dirección Phi Phi Lee, la
pequeña. En el trayecto pudimos ver Pileh
Cove y la cueva de los Vikingos, donde se dice que en la antigüedad se
refugiaron piratas procedentes de Malasia que dejaron sus huellas en forma de
pinturas. Actualmente, este espacio es utilizado por gente local para la cría
de golondrinas, al ser sus nidos muy valorados en el mercado. Se puede visitar
su interior pero no tuvimos tiempo para hacerlo.
El último lugar que visitamos fue la más que conocida
Maya Bay, donde se rodaron la mayor
parte de las escenas de la película de Leonardo di Caprio. Tuvimos la suerte de que no hacía mucho sol e
incluso llovía a ratos. Por tanto, no había tantos turistas como suele haber en
un día normal y pudimos movernos a nuestras anchas sin preocuparnos por nada. Os
recomiendo que no os quedéis todo el tiempo a la orilla de la playa como mucha
gente hace, daros una vuelta por la isla y veréis lugares muy bonitos.
Llegando a Koh Phi Phi Don
Vistas desde el restaurante
Cueva de los vikingos
Entrando a Maya Bay
0 comentarios