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Medellín, parte 2
27.9.18
Del Centro Comercial Palacio Nacional nos llevó hasta
la plaza Botero, otro de los lugares más emblemáticos de Medellín. Para llegar
hasta allí pasamos por la (calle) Carrera 49 Junín, muy comercial y donde se
encuentra uno de los mejores restaurantes para probar la gastronomía paisa: La Hacienda. Uno de los platos más
típicos es la famosa bandeja paisa
que lleva frijoles, arroz blanco, chicharrón, carne en polvo, chorizo, huevo
frito, plátano maduro, aguacate y arepa.
Como os podéis imaginar es un almuerzo bastante fuerte así que os
recomiendo que lo comáis entre dos personas, si queréis seguir visitando
Medellín y no tener que volver al hostal a echaros una siesta. El precio de una
bandeja es de 30.900 pesos colombianos, nueve euros. Podéis encontrarlas más
baratas pero probablemente la calidad no será la misma.
Ya en la plaza
Botero, el guía nos explicó que era uno de los puntos neurálgicos de la
capital antioqueña. En ella se localiza por ejemplo la iglesia de la Veracruz, una de las más representativas de la ciudad;
el Museo de Antioquía, con
colecciones de importancia internacional; o el Palacio de la Cultura Rafael Uribe, diseñado por el arquitecto
belga Agustín Goovaerts y cuyo proyecto inicial nunca llegó a concluirse debido
a la crisis económica de 1929 y su regreso a su país natal. Pero lo que
verdaderamente llama la atención son las 23
esculturas en bronce donadas por el artista paisa Fernando Botero. Cada una de las piezas representa distintos temas,
entre ellas podemos encontrar ‘Hombre a caballo’, ‘Mujer vestida’, ‘Mujer con
espejo’, ‘Soldado romano’ o ‘Caballo con bridas’, todas ellas en su mismo
estilo.
Museo de Antioquía
Iglesia de la Veracruz
Palacio de Cultura Rafael Uribe
Algunas de las estatuas de Botero
La anteúltima parada del tour fue el Parque de Bolívar, inaugurado en 1982
en homenaje al libertador y por el que se colocó la estatua central, en la que
aparece montando a caballo. En frente de ella se localiza la Catedral Metropolitana de Medellín, punto
de encuentro para muchos de los locales. Es frecuente ver el parque lleno
durante la tarde y por tanto, os vuelvo a repetir: no deis “papaya” a que os
quiten alguna de vuestras pertenencias, id con cuidado y disfrutad de los
paisas y su simpatía.
Por último, fuimos hasta la plaza de San Antonio, de gran tamaño con un área de 32.690
metros cuadrados. Esta superficie era utilizada muchas veces para eventos
musicales y de otra ende, hasta que en 1995 fuese objeto de un atentado
terrorista del cual se siguen sin conocer los implicados. La bomba, que dejó
más de una veintena de muertos, fue colocada en una de las esculturas con forma de pájaro que el artista Botero había cedido a
la urbe. Hoy en día se puede ver el pájaro destrozado y al lado de él, la misma
pieza en perfecto estado. Para Botero y los habitantes de Medellín es uno de
los ejemplos que mejor explica el cambio que ha ido experimentando la ciudad
durante los últimos años, dejando a un lado la violencia e iniciando un proceso
de paz.
Pero el día no acabó aquí… Seáis, o no, fanáticos del
fútbol, os aconsejo que si durante vuestra estancia en Medellín hay algún
partido, saquéis entradas para ver al equipo Atlético Nacional, en el estadio Atanasio Girardot. Los colombianos
son igual, o más, fanáticos de este deporte que los españoles, así que ir a ver
uno de los partidos del conjunto verdiblanco podría ser considerado como
obligatorio (y más si tienen posibilidades de ganar). Nosotros compramos los
tickets más económicos por 30.000 pesos colombianos, ocho euros y medio.
Escultura bombardeada en plaza San Antonio
Otra de las esculturas de la plaza San Antonio
Partido del Atlético Nacional
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