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Que hacer en Villa de Leyva y alrededores

30.8.18


Villa de Leyva, al ser considerado como uno de los pueblos más bonitos de Colombia, es también uno de los más turísticos y por tanto ofrece una gran oferta de atracciones en sus inmediaciones. Muchas de ellas tienen que ver con el senderismo, como por ejemplo, el camino que va desde la plaza Mayor hasta lo alto del Mirador del Santo, desde donde se observa toda la Villa. Otra actividad es el recorrido por los Pozos Azules, a escasos kilómetros de la población. Se trata de unos lagos artificiales a través de los cuales se puede hacer una ruta que viene a durar una hora. No es nada extraordinario pero siempre es una buena opción para todo aquel que le guste caminar y quiera relajarse disfrutando de la naturaleza. Para entrar hay que pagar 5.000 pesos, 1.45 euros, y os recomiendo que vayáis sólo si hace bueno. También puede recorrerse a caballo.


 Sendero de los Pozos Azules











Cerca de los pozos hay otros puntos de interés relacionados con la geología y paleontología. Durante la época prehistórica, todo este área estaba cubierto por un mar primitivo que poco a poco se iría retirando dejando un gran legado paleontológico, entre los que destacan fósiles de 130 millones de antigüedad. Si tenéis curiosidad podéis acercaros al Museo del Fósil, en el que se exhibe un kronosaurio de ocho metros de longitud con 120 millones de antigüedad. La entrada tiene un coste de 8.000 pesos, 2.30 euros. La Villa cuenta también con un museo Paleontológico en el que explican cómo fue ese periodo y los descubrimientos que han hecho y que aún siguen sucediendo. En este caso, el ingreso es de 10.000 pesos, casi tres euros.

 Entrada el museo del Fósil
 Kronosaurio

 Museo Paleontológico

Otro de los lugares a los que Marta y Udito me llevaron fue el convento dominico del Santo Ecce Homo, del siglo XVII. Está considerado como patrimonio de la Nación y fue también finalista para entrar en la lista de las siete maravillas de Colombia en 2007. Es un sitio en el que se respira paz y tranquilidad, y no es para menos, ya que fue principalmente utilizado para que los miembros de la comunidad dominica, que ya tenían una avanzada edad, pudiesen descansar. Para acceder al interior hay que abonar 5.000 pesos de entrada.







Y la atracción que más me gusto fue la Casa de Terracota, la pieza de cerámica más grande del mundo. Fue diseñada por el arquitecto Octavio Mendoza Morales “con el objetivo de promover un estilo de vida  alternativo y armónico tanto para el individuo y la comunidad, como para el medio ambiente”. Junto con su familia, vivió unos años entre estas paredes hasta que decidió abrirla al público por un precio de 10.000 pesos. Su interior es muy bonito y acogedor y es algo que no había visto antes por lo que os recomiendo que entréis, la visita no lleva más de media hora.














Además, si os gusta la cerámica y los objetos artesanales, podéis hacer una excursión hasta el pueblito vecino de Ráquira, capital artesanal de Colombia. Sus calles son muy pintorescas y está lleno de pequeñas tienditas con todo tipo de trabajos hechos en arcilla, hamacas, canastos, vestidos… La principal fuente de economía en esta región siempre fueron los trabajos en arcilla, incluso mucho antes de la llegada de los españoles, y por tanto en la actualidad gran parte de estas piezas son exportadas a Europa y Estados Unidos por su calidad y belleza.  Antes de volver  a Villa de Leyva, Marta y Udito decidieron hacer una parada gastronómica en Sutamarchán para que probase sus longanizas típicas que cuentan con una gran fama a nivel nacional.

Plaza de Ráquira 




















 Longanizas de Sutamarchán

Todos estos lugares los visité en coche. Si no contáis con un vehículo propio, y os váis a alojar en hostales, podéis compartir taxis con otra gente que esté interesada en acercarse a los puntos de interés cercanos a la Villa.

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