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Calgary, parte 1
28.4.17
Como ya sabréis, Canadá es mundialmente conocida por
su imponente naturaleza. Gran parte de estas maravillas residen en la región de Alberta, vecina de British
Columbia, donde estuve viviendo por un tiempo. Por tanto, no podía abandonar
este país sin realizar uno de los viajes que siempre había pensado hacer:
recorrer los Parques Nacionales de Banff
y Jasper, parte de las Montañas Rocosas. Decidí empezar la aventura tomando
un vuelo de Vancouver a Calgary, la
capital de Alberta, y ya que estaba allí aproveché para descubrir la ciudad. La
opción más barata para ir desde el aeropuerto a la urbe es tomar el autobús
número 100 o 300, que tarda aproximadamente una hora en llegar.
Calgary es pequeña, no hay muchas cosas que visitar,
y bastante tranquila, por lo que se puede recorrer en un día. Yo comencé la
ruta acercándome al mirador de Hillcrest
Avenue, ubicado en una zona residencial. Desde allí se divisa todo el skyline de la ciudad permitiendo
hacerse una idea del tamaño de la misma. Posteriormente caminé hasta alcanzar el estadio de La Estampida, donde cada
verano tiene lugar el evento conocido como ‘Calgary
Stampede’ que durante diez días termina con el ambiente relajado que reina
en la urbe el resto del año.
Se trata de una de las celebraciones más populares de
Canadá y del rodeo al aire libre más
importante del mundo. Sus orígenes se remontan al año 1912, cuando su
fundador, Guy Weadick, quiso reunir en un rodeo a los mejores vaqueros del
continente. En la actualidad sigue siendo posible disfrutar de los rodeos de
toros y caballos, carreras de carretas, degustaciones gastronómicas, conciertos
y shows, que atraen a una gran cantidad de personas procedentes de diversas
partes del mundo. Después de dar un paseo por el recinto de La Estampida, subí
a Scottsman Hill, otro mirador desde
el que observar la ciudad.
Hillcrest Avenue Lookout
Yendo hacia el recinto de La Estampida
Scottsman Hill
Scotiabank Saddledome
La panorámica desde aquí es distinta a la de
Hillcrest Avenue y el principal protagonista es el pabellón polideportivo Scotiabank Saddledome, casa de los Calgary
Flames, el equipo profesional de hockey hielo, deporte por excelencia en el
país. Aun así, hay un edifico que siempre resalta sobre los demás: la Calgary Tower. Esta torre de 191
metros fue construida en 1967 como parte de un plan de renovación urbana y para
celebrar el centenario de Canadá. Hoy en día sirve como centro de observación y
la entrada al público está permitida a todo aquel que pague 18 CAD, 12 euros. Siempre
me ha encantado subir a las construcciones más altas de cada lugar que visito,
sin embargo, en este caso consideré que no merecía mucho la pena.
Cerca de la entrada principal a la torre está ubicado
el museo Glenbow, un proyecto
cultural que cuenta con más de 20 galerías con un millón de piezas de arte en
ellas. Estas colecciones poseen diferentes artículos, como utensilios históricos
de los primeros pobladores del país, mapas, libros, o cuadros que plasman la
belleza de las Montañas Rocosas. Si estáis interesados en visitarlo tendréis
que abonar 16 CAD por el ingreso. Y de ahí llegué a la calle principal de
Calgary, Stephen Avenue, una vía
peatonal en la que se encuentran la mayoría de restaurantes, pubs y centros
comerciales. Merodeando por ella descubrí la
escultura conocida como ‘The
Conversation’, en la que se puede ver a dos hombres de negocios charlando.
Calgary Tower
Glenbow Museum
Stephen Avenue
'The Conversation'
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