Como dije en el anterior post, Manila es una ciudad de gran tamaño donde el caos es el protagonista
y por tanto, no es necesario más de un día para visitarla. La ruta que
recomendaría seguir comienza en el barrio
de Intramuros, situado junto al río Pasig. Aquí es donde empezó a
originarse la capital de Filipinas, que fue fundada en 1571 por el almirante
español Miguel Gómez de Legazpi. En consecuencia, todo esta área mantiene una
arquitectura colonial española que a mi amiga Sara y a mí nos hizo sentir como
en casa, si no fuese por la cantidad de filipinos que nos encontramos
ofreciéndonos tours en el famoso triciclo, otro de los vehículos típicos del
país, similares a los tuk-tuks tailandeses.
Las principales atracciones de la zona, que se
encuentra amurallada, son la catedral de
la Inmaculada Concepción, patrona de las islas Filipinas; el Palacio del Gobernador, antigua
residencia del mismo durante el colonialismo español, hoy convertida en
oficinas del Gobierno de la República; el
Fuerte de Santiago (entrar cuesta 75 pesos, es decir, 1.50 euros), donde José Rizal, héroe nacional filipino, fue
encarcelado; o la iglesia de San Agustín,
la más antigua del país e incluida en la lista del Patrimonio de la Humanidad
de la UNESCO.
Catedral de Manila
Palacio del Gobernador
Fuerte de Santiago
Museo de Rizal en el Fuerte
El otro lado del río Pasig
Calles de Intramuros
Iglesia de San Agustín
Las calles empedradas de Intramuros se entremezclan
con otras de menor tamaño con características similares a las que se pueden
encontrar en cualquier otra parte de Filipinas e incluso de Asia: cableados,
pequeños restaurantes familiares, niños y perros por todos lados… Un buen lugar para tener una
perfecta perspectiva de este barrio en concreto, y de la urbe en general, es la
terraza del hotel The Bay Leaf.
Podéis aprovechar para cenar allí disfrutando del atardecer o si tenéis un
presupuesto más reducido, descansar tomando algo para continuar la ruta.
Catedral desde la terraza
Parte de la muralla desde la terraza
Desde el hotel hasta el parque Rizal, el siguiente punto turístico, hay sólo 12 minutos a
pie. Este espacio verde fue donde tuvieron lugar muchos de los acontecimientos
más importantes de Filipinas, como la muerte de José Rizal, de quien lleva el nombre. Rizal luchó por conseguir reformas
en el régimen colonial español y ayudar así al pueblo filipino. Por este motivo, el 30
de diciembre de 1896 fue ejecutado acusado de estar asociado ilícitamente a
movimientos revolucionarios. La declaración de la Independencia del dominio
estadounidense también se celebró aquí. Además del monumento levantado en memoria a Rizal, el Kilómetro Cero del país está ubicado en el mismo recinto.
El mejor sitio para ver el atardecer está próximo al
parque Rizal y es el malecón, en el
boulevard Roxas. Es un paseo que bordea la bahía y que resulta muy
agradable recorrer al caer la tarde, momento en el que muchos manileños se
reúnen ahí y hacen que el ambiente sea aún más especial.
Monumento a Rizal
El Malecón
Bangkas, embarcación típica filipina
Para acabar el día, podéis hacer como hicimos
nosotras, tomar un Uber, Grab o taxi y dirigiros al área de Makati, el distrito financiero. Se caracteriza por sus
rascacielos y destaca por ser una de las zonas más animadas de la capital
filipina y es que aquí es donde están la mayor parte de los centros
comerciales, restaurantes, bares y discotecas.
Calles de Makati
Si contáis con más tiempo, es recomendable que os
acerquéis a Chinatown, el barrio chino más antiguo del mundo o a Divisoria Market, un mercado donde
poder comprar souvenirs a precios bajos. Eso sí, dicen que este último sitio no
es muy seguro para los turistasy que hay que tener cuidado con las
pertenencias.
0 comentarios