Después de seis horas en el suelo y tres en los
asientos, gracias a dos filipinos que se bajaban antes que nosotras,
conseguimos llegar a Banaue. El
autobús no para directamente en el pueblo, si no que lo hace en una especie de
oficina de turismo, en donde hay que abonar 20 pesos, 0.40 euros, como “tasa de
turismo”. Allí nos esperaban varios locales ansiosos por acercarnos al centro y
cómo no, de vendernos algunos de sus tours para visitar las terrazas de arroz.
Normalmente, esta excursión se puede hacer sin guía, pero estábamos tan
cansadas del viaje que no teníamos muchas ganas de ponernos a buscar opciones
así que decidimos contratar uno de los tours,
que incluía los arrozales de Banaue y
Batad. Los precios suelen ir de 600 pesos, 11.50 euros, a 1.200, dependiendo
del tiempo, el guía y las ganas que tengan de timarte.
Desayunamos en Uyami’s Greenview Lodge, un hotel con vistas muy bonitas y donde la mayoría de los
turistas deciden hospedarse, y hacia las ocho de la mañana estábamos rumbo a
las terrazas de Batad, a una hora en triciclo de Banaue. El camino ya nos dejó
con la boca abierta: montañas llenas de vegetación, carreteras estrechas, casas
prácticamente suspendidas en la cordillera… Pasada la hora, nuestro guía
estacionó en lo que llaman el Saddle Point, a partir de aquí hay que hacer
trekking durante aproximadamente 40 minutos para llegar al anfiteatro de los
arrozales. Cuando los alcanzamos comprendimos porqué están considerados como
los campos de arroz más bonitos de Filipinas y también el hecho de que sean Patrimonio de la Humanidad.
Vistas desde Uyami's
Paisajes del camino
Ruta hacia Batad
Terrazas de arroz de Batad
Casa típica filipina, similar a un horreo
Así transportan el arroz
Vista del anfiteatro
Nos habría gustado quedarnos una noche en alguna de
las guesthouse, pequeños hostales
familiares que ofrecen alojamiento a los turistas, pero no contábamos con mucho
tiempo así que decidimos volver a Banaue. Allí vimos sus campos de arroz, que
son la imagen que aparece en los billetes
de 20 pesos, y cogimos el autobús con dirección a Bontoc (120 pesos, 2.31
euros) para posteriormente dirigirnos a Buscalan. Mientras esperábamos nos
encontramos con unos ancianos filipinos vestidos con la indumentaria típica del
lugar, nos acercamos a pedir una foto y justo cuando acabamos nos avisaron para
subir al vehículo.
Terrazas de Banaue
Indumentaria típica
Como curiosidad: para todos aquellos que visitéis estos dos pueblos y os fijéis en las manchas rojas que hay por el pavimento: son los restos que escupen los filipinos de esta región después de mascar 'moma', su gran adicción. Se trata de unas bolsitas de plástico que contienen hojas similares a las del tabaco, polvos de lima, y arecas (unos frutos muy populares en Asia que tiñen la boca de rojo).
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