Cracovia, una de las ciudades más grandes, antiguas e
importantes de Polonia, se está
convirtiendo en estos últimos años en uno de los principales atractivos
europeos, sobre todo para los jóvenes. No es de extrañar, ya que su belleza es
innegable y la vida inmejorable, con precios muy bajos y un gran ambiente a
casi cualquier hora del día.
La ciudad se divide en tres zonas que visitar. La
primera de ellas es la de Stare Miasto,
el centro antiguo de Cracovia, Patrimonio Mundial de la UNESCO. Toda esta parte se encuentra rodeada por un
gran anillo verde conocido como parque
Planty, que se construyó en sustitución a las antiguas murallas defensivas
de la urbe, levantadas en el siglo XV para defenderla de las invasiones turcas.
De estas murallas sólo queda un fragmento de 200
metros, en los que se encuentra la Puerta
de San Florián, la Torre de los Ebanistas y la Torre de los Carpinteros. La
Puerta de San Froilán era la entrada tradicional a Cracovia y por tanto, vamos
a empezar la visita en este punto, no sin antes hablar de la Barbacana, una estructura defensiva que conectaba a través de un
pasadizo con la puerta principal y que servía como centro de control de las
personas que entraban en la villa.
Barbacana
Esta fortificación se construyó en 1498 y sólo quedan
dos ejemplares similares en todo Europa, entre los cuales destaca por ser el
mejor conservado. Actualmente, en su patio interior, se realizan diversas
exposiciones. Atravesamos la Puerta de San Froilán para llegar a la calle Florianska, una de las más
transitadas de la ciudad. Esta calle nos lleva hasta la Plaza del Mercado, conocida por ser la plaza medieval más grande de
Europa.
Los orígenes de la Plaza del Mercado, Rynek Glowny en
polaco, se remontan al siglo XIII. Desde sus inicios ha sido considerada como
punto neurálgico de la ciudad, donde tenían lugar distintas ceremonias y celebraciones
y donde se llegaron a realizar ejecuciones públicas durante el período de la
ocupación nazi. Toda ella se encuentra rodeada por antiguas casas y palacios,
pero lo que más llama la atención es la Basílica de Santa María, de estilo
gótico.
Este imponente edificio, construido en ladrillo, se
empezó a erigir en el año 1355. Está formado por tres naves y dos torres
cuadradas. Las torres tienen diferente altura, la más alta mide 80 metros y
desde ella, cada hora, un trompetista toca el Hejnał mariacki, una melodía
tradicional polaca. Este acto se realiza desde el siglo XIII para recordar a un
trompetista que fue asesinado con un tiro en la garganta en el momento en el
que avisaba de la inminente invasión mongola. Se puede subir pero actualmente
está cerrada por reformas. La torre más baja, de 69 metros, sirve de campanario
de la basílica.
La entrada es gratuita, aunque si se quiere ver el coro y el altar se debe pagar 10 zlotys
adultos, lo que equivale a 2,50 euros, y 5 zlotys estudiantes, 1,25 euros
aproximadamente. En el centro de la plaza se puede ver, entre otras cosas, el Sukiennice, edificio renacentista que
desempeñó un papel muy importante en las relaciones de comercio internacional
que se llevaron a cabo en Polonia antiguamente. Hoy en día, en su interior
residen las mejores tiendas de recuerdos de la ciudad.
En frente del Sukiennice, está colocado el monumento a Adam Mickiewicz, el principal poeta romántico polaco
del siglo XIX. Esta estatua fue diseñada por Teodor Rygier e inaugurada el 16
de junio de 1898 con motivo del centenario de su nacimiento. A un lado del
mismo, se ubica una pequeña iglesia, la
de San Adalberto, considerada como una de las iglesias de piedra más
antiguas del país, ya que su construcción data del siglo XI. Fue utilizada
sobretodo por los comerciantes que acudían a vender sus mercancías a la plaza.
Y por último, justo detrás del
Sukiennice, está la Torre del Antiguo
Ayuntamiento, la única parte del consistorio que sobrevivió tras su
demolición en 1820. Tiene 70 metros de altura y está construida en ladrillo y
piedra. Cabe destacar que en sus mazmorras existió una prisión con sala de
torturas durante la Edad Media. Actualmente, la parte alta está abierta al público,
aunque sólo durante los meses de abril a octubre, por lo que nosotros no
pudimos subir.
Calle Florianska
Plaza del Mercado
Sukiennice
Interior del Sukiennice
Monumento a Adam Mickiewicz
Basílica de Santa María
Iglesia de San Adalberto
Antigua Torre del Ayuntamiento
Para todos aquellos que queráis
saber algún sitio donde comer en esta zona, os recomiendo el restaurante Zapiecek, con un rápido
servicio y donde podréis degustar los famosos pierogis (es como una pasta
rellena de carne cocida o queso y patata) o alguna de las sopas polacas. Otra opción
puede ser el Babcia Malina, también con comida tradicional. Os quedaréis
impactados con los precios, bajísimos!
Si lo que queréis es un hotel/hostal, el Mosquito Hostel está fenomenal. Tiene una
atención inmejorable, con personal internacional, una situación muy céntrica,
incluye desayuno y cena y además cada noche se organiza una fiesta temática.
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