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Auschwitz-Birkenau, parte I

29.12.14


Una de las cosas que hay que visitar obligatoriamente si se viaja a Cracovia es el campo de concentración de Auschwitz-Birkenau. Lo más recomendable es reservar la visita con guía en español para poder enterarnos de todo lo que se explica correctamente. Por lo general, se puede contratar en casi cualquiera de los hostales o hoteles de la ciudad y también en algunas tiendas de carácter turístico. Tiene un precio de 25 euros e incluye el transporte de ida y vuelta y la entrada a Auschwizt I y a Auschwitz Birkenau.

Otro factor a tener en cuenta es la distancia a la que se encuentra de Cracovia, 70 kilómetros, por lo que en total, tiene una duración de medio día entra la ida y la vuelta y el tour por el campo. Os aconsejo que os llevéis algo de comida para el descanso que se hace al medio día.

Este campo, considerado como el mayor centro de exterminio de la historia del nazismo y declarado por la Unesco Patrimonio de la Humanidad por ser uno de los lugares de mayor simbolismo del Holocausto, se construyó en 1939, tras la llegada de los alemanes nazis a Polonia. Auschwitz abrió sus puertas el 2 de mayo de 1940 y las tendría abiertas hasta el 27 de enero de 1945, cuando el ejército soviético consiguió entrar. Por ellas pasaron cerca de 1.300.000 personas, de las cuales 1.100.000, el 90% de ellas judías, murieron asesinadas.

Está formado por tres campos de concentración, pero los que se visitan son dos. El tour empieza por el conocido como Auschwitz I, que sirvió de centro administrativo para todo el complejo. A él fueron a parar prisioneros políticos del ejército polaco, miembros de la resistencia, intelectuales, homosexuales, gitanos y judíos. A estos últimos se les hacía creer que iban a trabajar en puestos importantes y por ello se les pedía que llevasen consigo sus bienes más preciados.

El trayecto hasta Auschwitz ya era toda una prueba de supervivencia, muchos de ellos no lo aguantaban y llegaban muertos al campo. Los que conseguían llegar con vida eran evaluados y diferenciados como aptos y no aptos para trabajar: los no aptos eran asesinados nada más llegar y los aptos trabajaban hasta perder las fuerzas y morir. En la puerta de entrada está la famosa frase ‘Arbeit macht frei’, ‘El trabajo te hará libre’, que les hacía mantener las esperanzas de que trabajando, algún día, conseguirían salir de allí.

 Antes de entrar en el campo


Puerta principal al campo 

 Una vez habiendo franqueado la puerta de entrada, veréis los grandes barracones en los que iban metiendo a los prisioneros. Hoy, muchos de ellos han sido reconvertidos en exposiciones en los que se muestra el terror de las vivencias de la gente que tuvo la desgracia de acabar en este centro de exterminio. A través de ellos, veréis fotografías de los prisioneros que iban llegando al campo, las pertenencias que les fueron arrebatadas nada más bajar de los trenes, los cartuchos de gas con los que se les asesinaba, la vestimenta que se les asignaba, las raciones minúsculas de comida que les suministraban, e incluso su cabello, que era utilizado para fabricar prendas como los abrigos de los nazis o para el comercio de telas.

 Barracones



 Mapa de la procedencia de los prisioneros

 En memoria de los judíos


 Maqueta de una cámara de gas
 Cartuchos de gas
 Gafas de los prisioneros
 Miembros ortopédicos de prisioneros
 Utensilios de cocina
 Maletas de los prisioneros
 La maleta de la hermana de Anna Frank (M.Frank)
 Zapatos de los prisioneros

 Objetos de higiene de los prisioneros
 Prisioneros
 Vestimenta que les daban los nazis

 Ración de comida: sopa, un trozo de pan con mantequilla y té

Niños prisioneros y sus pertenencias

Durante el tour, os enseñarán el barracón número 10, en el que el médico, antropólogo y oficial alemán de las SS, Josef Mengele, seleccionaba a las víctimas para ser ejecutadas en la cámara de gas o bien ser utilizadas para sus experimentos científicos. A través de ellos estudiaba la genética, sobre todo la de los gemelos, y las anomalías humanas. No tenía en cuenta la seguridad y el bienestar de sus pacientes por lo que la mayoría de ellos, el gran porcentaje niños, morían. Posteriormente, entraréis en el barracón número 11, conocido como ‘el bloque de la muerte, ya que era utilizado como zona de castigo. El principal consistía en encerrar a un número determinado de prisioneros en una parcela minúscula en la que tenían que permanecer de pie y donde les dejaban hasta que morían de hambre. En otras ocasiones, les colgaban o les ejecutaban.

 Dormitorios





 Paredón
Horcas

La última parte de la visita a Auschwitz I son los hornos crematorios, situados lejos de los barracones de los prisioneros y ocultos entre plantas y árboles  en una zona vigilada constantemente por guardias. En los hornos de mayor tamaño se podían quemar hasta 1.440 cadáveres en un día. Una vez quemados los cuerpos, las cenizas eran vertidas en fosas y transportadas a ríos o lagunas o utilizadas como fertilizantes. Al acabar, os dejarán unos minutos para descansar y coger el autobús hasta la segunda parte del campo, Auschwitz II o Auschwitz Birkenau.

Alambradas 


 Entrada a los hornos
Hornos crematorios

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