Y sobre las cuatro de la tarde llegamos al pueblo de Jasper, de pequeño tamaño y aspecto
similar a Banff. Tiene apenas dos calles así que se puede ver rápidamente, sin
quitar protagonismo a los parajes naturales que lo rodean. Cuenta con varios
hoteles y hostales, sin embargo tuvimos la suerte de encontrar un Couchsurfing y nos ahorramos dos noches
de alojamiento.
A la mañana siguiente nos pusimos en marcha y
empezamos el recorrido por el cañón
Maligne, parando antes en el mirador
del mismo nombre para divisar las montañas. Este cañón está considerado como el más interesante de las Canadian
Rockies y se puede visitar siguiendo el sendero que atraviesa el río Maligne gracias a un sistema de
seis puentes. Podéis cruzarlos todos, haciendo un total de 6,1 kilómetros, o
deteneros cuando os canséis, ya que son de aspecto similar.
Jasper
Maligne Lookout
Maligne Canyon
La segunda pausa que hicimos fue en el “lago” Medicine, y lo pongo entre
comillas porque en realidad no es un lago, si no el lugar donde el río Maligne
abandona la superficie para seguir su camino por el interior de la tierra. Es
muy bonito aunque cuando nosotras fuimos debió de haber un incendio reciente al
estar todos los árboles de los alrededores quemados.
Y otro de los lagos conocidos en el área es el Maligne, con aguas turquesas en las que
se puede alquilar una canoa durante los meses de calor y acercarse así a Spirit Island, un pequeño archipiélago
en mitad del mismo. Si queréis seguir explorando Jasper National Park podéis
visitar más lagos y otros parajes naturales que os dejarán, sin duda, con la
boca abierta. Eso sí, tened cuidado en la carretera y respetad siempre a los
habitantes del lugar, entre los que destacan los caribous o renos. Espero que
hayáis disfrutado de este roadtrip casi
tanto como lo hice yo!
Medicine Lake
Maligne Lake
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