Antes de poner rumbo hacia la Opera House, comentaros
que justo enfrente del Anzac War Memorial está situado el Museo Australiano, el más antiguo de Australia y en el que se
pueden encontrar distintas colecciones relacionadas con la antropología y la
historia natural. El precio de entrada es de 15$, 8$ si cumplís los requisitos
para optar a la reducción de la tarifa.
Si se continua por Park Street, la calle que
atraviesa Hyde Park, se llega hasta el Ayuntamiento
de Sydney, uno de los puntos habituales de quedada tanto entre los
habitantes de la ciudad como entre los turistas que desean realizar tours. (Por
cierto, podéis encontrar tours gratuitos aquí). El
ayuntamiento fue construido en 1880 y justo en la acera de enfrente, años más
tarde, se levantó el Queen Victoria Building.
Es un imponente edificio diseñado en estilo
renacentista romántico por el arquitecto George Mcrae. Desde sus orígenes ha
sido utilizado para fines comerciales, actualmente en él están algunas de las
tiendas más lujosas de la ciudad. Cabe destacar que lleva este nombre por la
reina Victoria de Reino Unido, a la
cuál se puede ver representada en una estatua
justo delante de la entrada principal, en la plaza Bicentenario. Esta pieza estuvo en Irlanda hasta 1947 y en
1987 llegó a Sydney como regalo del Gobierno de la República irlandesa a
Australia.
Queen Victoria Building
Estatua de la reina Victoria
Otra parada opcional antes de llegar a los símbolos
de la urbe es la Sydney Tower Eye,
de 309 metros de altura. Se puede divisar prácticamente desde todas las partes
de la ciudad y es sin duda uno de los elementos principales del skyline. Los
tickets para subir a ella valen 26$, 16 con reducción y si los compráis online
suelen salir más baratos. Eso sí, los australianos a los que pregunte si merecía
la pena me dijeron un “no” rotundo.
Sydney Eye Tower
Si preferís evitar esta visita podéis seguir George
Street, una de las arterias del distrito financiero que acaba precisamente en Circular Quay, el puerto más turístico
de Sydney y probablemente uno de los más turísticos del mundo. Desde él se
puede ver el famoso puente de la Bahía de Sydney, Harbour Bridge, y la Opera
House, que definitivamente acapara toda la atención de los transeúntes. Es una buena opción para comer y los precios no son desorbitados para las vistas que tiene. Podéis tomaros algo en el Opera Bar o Buckley's, dos de los sitios donde estuve yo.
La Opera House fue diseñada por el arquitecto danés
Jorn Utzon e inaugurada en 1973. Además
en 2007 fue declarada como Patrimonio de la Humanidad y no es para menos ya que
es uno de los edificios más conocidos del siglo XX. Los tours por el interior
tienen un precio que va desde los 28$ en adelante, pero bajo mi punto de vista
es mejor si buscáis tickets baratos para poder disfrutar de alguna de las obras
de teatro, ballet u ópera que acoge.
Harbour Bridge
Opera House desde el Opera Bar
Al lado derecho de la misma está el Real Jardín Botánico, un gran espacio
verde que además de ofrecer unas vistas increíbles de la ciudad, posee una gran
colección de plantas. Con 30 hectáreas de extensión es el espacio ideal para
relajarse después de una jornada de trabajo o incluso después de un día intenso
de turismo.
Opera House desde la entrada al Royal Botanic Garden
Vistas desde el jardín
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