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Sevilla II
22.1.14
Continuamos andando por el margen del río para llegar
hasta el Parque de María Luisa, el
parque más famoso de la ciudad con una superficie de 40 hectáreas. Estos
jardines formaban parte del espacio privado del Palacio de San Telmo,
construido en 1682 para instalar la sede del colegio-seminario de la
Universidad de Mercaderes y que fue adquirido en 1849 por Antonio de Orleans y
Luisa Fernanda de Borbón, duques de Montpensier, que lo convirtieron en su
residencia oficial. En 1893, la infanta María Luisa Fernanda de Borbón decidió
donar los jardines a la ciudad de Sevilla.
En el interior del parque se encuentra la Plaza de España, construida en 1929
con motivo de la Exposición Iberoamericana de Sevilla. Su arquitecto fue el
sevillano Aníbal González y la primera piedra de la plaza fue colocada por Alfonso XIII de Borbón, rey de España desde
su nacimiento hasta la proclamación de la II República el 14 de abril de 1931.
Este conjunto arquitectónico, de forma semielíptica, tiene una superficie de
50.000 metros cuadrados y está bordeado por un canal (que puede ser recorrido
en barquitas por cinco euros) atravesado por cuatro puentes que representan los
cuatro antiguos reinos de España (Castilla, León, Navarra y Aragón). En las
paredes de la plaza se pueden ver 48 bancos que simbolizan a las 46 provincias
españolas peninsulares (todas menos Sevilla y las Islas Canarias y Baleares).
Al encontrar el banco de Santander y después del gran paseo que nos habíamos
dado, decidimos sentarnos a descansar en “nuestra ciudad”.
Volvimos a casa a seguir descansando ya que después
habíamos quedado para ir a cenar y pasamos por delante del Costurero de la Reina, un pequeño edificio con forma de castillo
que antiguamente estaba incorporado al Parque de María Luisa y que en la
actualidad es utilizado como Oficina Municipal de Información Turística del
Ayuntamiento. Nos llevaron a cenar a un restaurante situado en la Alameda, un bulevar alternativo que
suele tener un gran ambiente tanto de día como de noche. El restaurante se
llamaba Nikkei, y ofrecía una mezcla
de comida entre japonesa y peruana. Estaba todo buenísimo y os recomiendo que
si vais pidáis cebiche mixto o huevo cocinado a bajas temperaturas con salsa de
boletus.
Después de cenar nos enseñaron la Caja Negra, un bar en el que puedes
disfrutar de música en directo y en el que los lunes toca el Pájaro, un gran
artista de la ciudad. Posteriormente fuimos a tomar algo a la Plaza de la Alfalfa, donde desde mediamos del siglo XIX, se realizaba el
mercado de la Alfalfa que consistía en la compra-venta de animales. Esta plaza
está situada cerca de la Plaza del
Salvador, donde se encuentra la iglesia de mismo nombre y que está
constituida como la segunda iglesia más grande de la ciudad después de la
catedral.
Iglesia del Salvador
La Plaza Nueva
es otro de los espacios que merece la pena visitar (como todo en Sevilla). Está
presidida por el monumento al rey Fernando III de Castilla y en ella se
encuentra el Ayuntamiento de Sevilla, que es mitad neoclásico, mitad
plateresco. Por último, para despedirnos de Sevilla, fuimos a cenar en compañía
de Neli y su marido a un bar llamado Alfakeke. Su dueño es francés y por ello el
bar es una fusión entre la comida francesa y la española. Unos grandes días en
Sevilla, ciudad a la que volveré dentro de poco sin dudarlo.
Puerta del León y la muralla
Palacio mudéjar de Pedro I
Patio de Banderas
Plaza Nueva
Fachada neoclásica del Ayuntamiento de Sevilla
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