Como ya os comenté en el anterior post, ‘Myanmar: conociendo Yangon’, no le
dedicaría mucho tiempo a esta ciudad y comenzaría a explorar otras zonas lo
antes posible, incluso la dejaría para el final del viaje, en el caso de que
vuestro vuelo de salida sea desde allí.
Una buena forma de empezar el periplo en el país
birmano es haciéndolo en el pueblo de
Hpa An, ubicado a 280 kilómetros de distancia de Yangon. La manera más
fácil de llegar es cogiendo un autobús desde
la estación Aung Mingalar. Esta estación
se localiza a las afueras de Yangon y suele haber mucho tráfico, por lo que es
muy recomendable que vayáis con tiempo suficiente, ya que os puede llegar a tomar
una hora en Grab, el Uber asiático.
Debo advertiros que las distancias en Myanmar requieren
mucho más tiempo que en cualquier otro lugar, y que por tanto los trayectos de autobús
suelen hacerse eternos. En este caso, el viaje viene a durar entre seis y ocho horas. Yo siempre prefiero
coger autobuses nocturnos para no
perder días, sin embargo, esta vez decidí tomarlo pronto, sobre las ocho de la
mañana, llegando a Hpa An en torno a las cuatro de la tarde. El precio del
billete fue 6.000 kyats, 3.55 euros.
Para consultar
los horarios de autobús e incluso realizar las reservas, lo mejor es
preguntar directamente en el
hostel/hotel en el que os estéis hospedando. Normalmente suele incluir un
servicio de recogida desde vuestro alojamiento, pero como Aung Mingalar está
tan lejos y suele haber tanto tráfico, en el caso de Yangon tendréis que llegar
a la estación por vuestros propios medios.
En Hpa An, me quedé en Lil Hpa An Boutique Hostel, de los mismos dueños que Lil Yangon
Hostel, que tan poco me gustó. Lil Hpa An es completamente distinto a su
hermano mayor: está limpio, los cuartos son muy acogedores, el desayuno es
completo y lo único que mejoraría es el trato por parte de algunos miembros del
staff. La localización es muy buena y
además tiene servicio de alquiler de
motos, algo que necesitaréis en este pueblo.
Al haber llegado a las cuatro de la tarde, y con el
estómago vacío, fui directamente a comer algo a Veranda Youth Community Café, un restaurante y cafetería que me habían
recomendado. La comida está muy buena y además es una empresa de carácter social, cuyo objetivo principal
es el de emplear a jóvenes de la región
de Kayin o Karen, un área que ha estado bastante castigada por los
conflictos entre el gobierno militar y las distintas etnias que habitan en este
estado. De esta manera, se aseguran de que estén alejados de la violencia y en
contacto con el turismo, algo que les viene bien para aprender y practicar el
inglés.
Después del almuerzo, pasé el resto de la tarde
paseando por el pequeño lago de Kan Thar
Yar, y ahí empecé a apreciar la belleza del lugar y a conocer la amabilidad
del pueblo birmano, virtud que me ha hecho definir a Myanmar como “el país de la eterna sonrisa”. A orillas de Kan Thar Yar, se desarrolla cada
noche un mercadillo de comida donde
probar la gastronomía birmana, que no os decepcionará. Si preferís un lugar más
relajado para cualquiera de vuestras comidas en Hpa An, os aconsejo que vayáis
al restaurante Wadee, a escasos
metros del hostel.
Lago de Kan Thar Yar
Como ya os comenté en el anterior post, ‘ Myanmar: conociendo Yangon’ , no le dedicaría mucho tiempo a esta ciudad y comenzaría...