¿Estáis
pensando en viajar a Colombia? ¿Queréis conocer cuántos más sitios mejor y no
sabéis cómo organizarlo? La siguiente guía puede ser vuestra solución para
pasar unos días increíbles por este país que cada día está más de moda entre
turistas y viajeros. Importante resaltar que la zona del Pacífico no está
incluida, ya que me gusta viajar lento y disfrutar de cada lugar, por lo que no
tuve tiempo para ello, pero volveré y lo compartiré con todos y cada uno de
vosotros.
Día 1: Llegada a la capital, Bogot á y paseo por la Candelaria
Los vuelos más baratos suelen
ser a esta ciudad, ya que es uno de los puntos neurálgicos del país. Son muchos
los turistas que deciden prescindir de la visita a la capital colombiana, sin
embargo yo recomendaría pasar dos o tres días ya que no tiene desperdicio
y hay bastantes lugares que ver, tanto
en la urbe como en los alrededores. Dependiendo de vuestra hora de llegada,
aprovecharéis el día para descansar o por el contrario, comenzar con el
recorrido. El barrio de la Candelaria
es un buen punto de partida y el área escogida por la mayoría para alojarse.
Durante el paseo, respiraréis el ambiente bohemio que reina en esta vecindad,
caracterizada por su arte callejero y su marcha nocturna.
Si queréis profundizar más en
el arte urbano de la Candelaria, os recomiendo que empecéis el día con uno de
los tours más populares en Colombia: el Graffiti tour. Después, podéis dedicar el resto de la jornada a visitar los
lugares emblemáticos de la capital, entre los que destacan: el Museo de Botero, artista colombiano de
reconocido prestigio a nivel mundial, cuya entrada es gratuita; la plaza de Bolívar, la principal de la
urbe y rodeada de edificios significativos como la Catedral Primada o el Palacio de Justicia; y otros sitios
importantes que podéis encontrar en este
post.
Además, a escasos metros de la
plaza de Bolívar, se localiza la Casa de
Nariño, donde reside el presidente de la nación, y el Observatorio Astronómico Nacional, el primero construido en
América.
Os aconsejo comenzar la mañana
subiendo al Cerro de Monserrate,
donde está la basílica de mismo nombre (siempre y cuando el cielo esté
despejado). Este templo de peregrinación esta localizado a 3.152 metros sobre
el nivel del mar, por lo que se puede ver toda la ciudad de Bogotá y os ayudará
a haceros una idea de lo grande que es. Al bajar, podéis dar un paseo por el
centro, recorrer sus mercados de artesanías e incluso visitar el Museo del Oro, donde conoceréis todos
los detalles sobre la famosa Leyenda del
Dorado.
Por la tarde, podéis aprovechar
para escapar del bullicio y acercaros al pueblo de Zipaquirá, a 42 kilómetros de Bogotá y donde está levantada la Catedral de Sal. Avisaros de que si
no contáis con vehículo propio, tendréis que ir en autobús público, por lo que
necesitaréis tener en cuenta el tiempo de ida y vuelta.
Para complementar la visita al
Museo del Oro, donde profundizaréis en la famosa Leyenda del Dorado, podéis
realizar una excursión al pueblo de Guatavita y conocer su laguna. Al igual que en el caso de Zipaquirá,
deberéis coger un autobús hasta la villa y desde la misma contratar un servicio
de taxi que os dejará a la entrada del recinto para comenzar el tour. Es algo
que recomiendo ya que se aprende un poco más sobre la Colombia prehispánica y
sus tribus indígenas.
Día 5: Villa de Leyva
El pueblo que no os podéis
perder y que, además, os vendrá bien para descansar después de la agitación de
la capital bogotana. Una vez más, deberéis tomar el autobús, en esta ocasión
durante tres horas y media, y aseguraros de que vaya directo ( de no ser así,
tendréis que hacer un transbordo en Tunja, capital del departamento de Boyacá).
Os aconsejo que dediquéis esta primera jornada para recorrer las calles de la
Villa, daros un capricho en el Museo del
Chocolate o en alguna de sus cafeterías y conversar con la gente local que
se reúne cada día en la plaza Mayor,
una de las más grandes de todo Sudamérica.
Villa de Leyva es bonita por si
sola, y son sus alrededores los que le hacen todavía más perfecta. Entre los
puntos turísticos destacan el Mirador
del Santo, desde donde se ve todo el pueblo; la casa de Terracota, considerada como la pieza de cerámica más
grande del mundo; los Pozos Azules,
lugar ideal para hacer una ruta corta de aproximadamente una hora; el convento dominico del Santo Ecce Homo;
o si os gusta la geología y la paleontología podéis hacer una visita al Museo del Fósil, donde residen los
restos de un kronosaurio de ocho metros de longitud, y al Paleontológico.
Otro de los lugares que visité
y que podría interesaros como excursión de medio día, es el pueblo de Ráquira, lleno de callecitas pintorescas con tiendas
de souvenirs, sobre todo de cerámica, conocida y exportada al mundo entero. Y
si tomáis la decisión de ir a Ráquira, os recomiendo que hagáis una parada en
el pueblo vecino de Sutamarchán para
probar la longaniza. Si queréis visitar
todos los sitios que he mencionado, es posible que necesitéis un día más.
Día 7: Bus
a San Gil, capital de los deportes extremos
Ya una semana en Colombia! Y
para celebrarlo, tomaréis un autobús de cinco horas de Villa de Leyva a Tunja y
posteriormente de Tunja a San Gil, localizado en el departamento de Santander. Como
supongo que llegaréis cansados, podéis ir directamente al hostel Macondo, con un ambiente mochilero impresionante y donde os
recomendarán las mejores actividades. Además, cercano al mismo hay varios
restaurantes que no os podéis perder, pero para abrir el estomago, qué mejor
que probar las hormigas culonas tan famosas en toda la región santandereana.
Día 8 y 9: Rafting en el río Suárez o Fonce y
vuelo en parapente en el Cañón del Chicamocha
Que le hayan dado el nombre de
capital de los deportes extremos es por algo. Y para corroborarlo tendréis que
elegir al menos dos o tres de ellas, si no vuestra experiencia no será la
misma. El rafting es muy popular,
sobre todo en el río Suárez, con fuertes corrientes y rápidos. Si no os
atrevéis a experimentar tanta adrenalina, siempre podréis hacerlo en el Fonce,
más tranquilo.
Otra de las actividades cotizadas
en San Gil es la de volar en parapente sobre el gran cañón del Chicamocha, una experiencia que no olvidaréis nunca
por sus vistas de infarto. La mejor empresa para hacerlo es Fenixtreme, muy profesionales y atentos
siempre a las necesidades de cada cliente.
Y si os quedáis con ganas de
más, podéis hacer como hice yo y probar el Bungee Jumping. En San Gil se encuentra la torre más alta para salto al vacío
de todo Colombia, aunque no es tan elevada como en otros países, por ejemplo
Nueva Zelanda.
Día 10: los pueblos de Barichara y Guane y
autobús nocturno a Medellín
Al margen
de los deportes extremos, otra de las cosas que se suele hacer al visitar San Gil es
acercarse al pueblo vecino de Barichara, declarado patrimonio
cultural de Colombia y conocido, al igual que Villa de Leyva,
por ser uno de los más bonitos del país. Para llegar allí hay que coger un
autobús desde la estación urbana y el trayecto viene a durar una hora. Lo mejor
es que madruguéis para aprovechar el día entero y poder hacer el famoso Camino Real, un sendero que une a
Barichara con su hermano pequeño, Guane.
Al llegar allí, parad a comer en alguno de los restaurantes locales y probad el cabro a la pepitoria y la carne oreada, platos
típicos de la región.
Si tenéis
tiempo podéis quedaros un día más en Barichara o, por el contrario, podéis
volver a San Gil y emprender el viaje a
Medellín. Para ello, tendréis que tomar el autobús a Bucaramanga, que sale
cada día a las 6:30 de la tarde y de allí coger el nocturno a la capital paisa.
Día 11: llegada a Medellín y tour por la capital paisa
El autobús
os dejará en la estación norte sobre las nueve de la mañana. De ahí, tomad un
Uber a El Poblado, el barrio donde
están todos los hostales. Yo llegué súper cansada y decidí tomarme un día de
descanso, pero si estáis justos de tiempo, lo que podéis hacer es pasear por
aquí durante la mañana, sacaros la tarjeta
Cívica (os saldrá más barato el transporte público) y salir a recorrer, por
vuestra cuenta o haciendo uno de los Free Tours, en horario de tarde.
El tour de la Comuna 13 es algo que no os
podéis perder por nada del mundo. Se trata de una de las zonas más castigadas
por la violencia y el caos durante los años 80, cuando la falta de educación
junto con otros factores, entre ellos políticos, convirtieron el área en el
banco perfecto para narcotraficantes y sicarios. La Comuna 13 ha sido, hasta
hace unos años, uno de los lugares más peligrosos e intransitables del mundo. Pero hoy
en día, y gracias al proceso de paz que Colombia está llevando a cabo, este
barrio se ha convertido en uno de los principales atractivos turísticos para
todos aquellos que quieren conocer de cerca que fue lo que pasó hace tan sólo
unas décadas.
Para poder
visitar la comuna hay que realizar un tour, uno de los más recomendables es
el Zippy Tour, sus guías son jóvenes que han vivido el calvario
que azotó Medellín, y más en concreto, su vecindario. Tienen varios
horarios, escoged el de la mañana y así tendréis el resto del día libre para
seguir explorando la ciudad y su gastronomía. ¿Por qué digo su gastronomía?
Porque al termino del tour puede ser un buen momento para acercarse al restaurante La Hacienda y probar la bandeja
paisa, plato típico en Antioquía.
Después el
almuerzo, qué mejor que subir al Pueblito Paisa, una pequeña réplica de lo que sería un pueblo antioqueño a comienzos
del siglo XX. Para llegar hasta el mismo hay que sudar la camiseta durante
aproximadamente 20 minutos, se puede hacer por un camino de interminables
escaleras o por una pendiente bien pronunciada que desemboca en el mirador del Cerro Nutibara. Si tenéis un día
más, podéis aprovechar para subir en
metrocable al Parque Arví y dar un
paseo por el pulmón verde de Medellín.
Otro dato:
intentad id a un partido de fútbol del
Nacional y salir por la noche a una
fonda, no os arrepentiréis.
Intentaréis dejar Medellín a primera hora de la
mañana para aprovechar el día entero en Guatapé, ya que el trayecto de autobús
es de dos horas. Cuanto antes lleguéis mejor, menos calor hará y en
consecuencia, no os costará tanto subir los 659 escalones de la piedra del Peñol de Guatapé. La visita
al monolito viene a durar una hora entre subida, toma de fotos y bajada.
En la base de la misma os estarán esperando los
tuktuks que os llevarán al pueblo de Guatapé, uno de los más turísticos de
Colombia. Una vez allí, lo mejor es caminar por sus calles, perderse y
admirar su belleza. Entre los principales atractivos destaca la calle
del Recuerdo, donde están los zócalos más representativos y con más
historia. Después de pasear por Guatapé, podéis alojaros en el hostel Happy Buddha y contratar un
servicio de recogida en barco para recorrer el embalse que rodea al municipio y
ver la piedra y ls zócalos circundantes con una perspectiva diferente. Mi
recomendación es que paséis al menos una noche aquí, sobre todo si cae en
domingo y el Happy Buddha organiza su pool party.
Día 14: Autobús de vuelta a
Medellín y, posteriormente, al pueblo de Jardín
Esta es
una parada que sólo recomiendo a aquellos que viajéis sin prisa, si tenéis una
fecha de vuelta es mejor que os la saltéis y vayáis directos a la región del
Quindío. ¿Por qué digo esto? Jardín es un pequeño pueblo con mucho encanto,
pero muy parecido a los que habréis visitado con anterioridad. Además, tendréis
que retroceder a Medellín y aunque el trayecto de autobús es de cuatro horas,
oficialmente, estas pueden llegar a convertirse en ocho y por tanto perderéis
un día de aquí para allá.
Día 15: Jardín y sus alrededores
Una vez más, empezaréis el día recorriendo las calles
de Jardín, su plaza del pueblo,
considerada como Monumento Nacional, y
su Basílica de la Inmaculada Concepción.
A escasos metros de este edificio tan emblemático, se encuentra el Café Macanas, el lugar perfecto para
desayunar o tomar un chocolate caliente al terminar el día.
Como Jardín se ve rápido, después de caminarlo,
podéis poner rumbo al Alto de las Flores,
un mirador desde donde se obtienen las mejores vistas del pueblo. Además para
llegar a él hay que tomar un antiguo funicular cuyo trayecto es toda una
aventura. Desde allí, dirigiros al Charco
Corazón, donde podréis tomar un baño dependiendo del clima del momento. Yo
me quedé con ganas de ir a la Cueva del
Esplendor, un lugar que mis amigos colombianos me recomendaron. Si tenéis
la oportunidad, no la dejéis pasar!
Madrugaréis para tomar el primer autobús a Pereira y
desde ahí cogeréis el siguiente a Salento, el pueblo más conocido del eje
cafetero por su cercanía al Parque Nacional de los Nevados, es decir, al Valle
del Cócora. A vuestra llegada, os recomiendo que os dirijáis al hostel Coffee Tree Boutique, uno de los
mejores en los que me he hospedado, tanto en Colombia como en el resto del
mundo. Si os quedan horas de luz, podéis aprovecharlas para dar un paseo y
terminar la jornada cenando el plato típico: trucha gratinada, en el restaurante Cocora’s.
Si tenéis ganas de marcha, el bar los Amigos suele estar lleno de gente, turistas y locales,
jugando al tejo, un deporte típico en el país, con una historia de más de 500
años. Pero… al día siguiente tendréis que volver a despertaros pronto para
descubrir el Valle del Cócora.
Día 17: Valle del Cócora, visita a una finca cafetera y autobús nocturno
al desierto de la Tatacoa
Este valle es famoso por ser el único lugar en el
mundo donde crece la palma de cera, una especie arbórea protegida que puede
alcanzar los 60 metros de altura y 100 años de vida. Para llegar a la entrada
del parque, tendréis que ir a la plaza principal de Salento y coger uno de los jeeps con destino
Valle del Cócora ( hay otros que van a las fincas cafeteras). Podéis elegir
entre hacer una ruta de tres o seis horas, pero hagáis la que hagáis, lo mejor
es comenzar a primera hora de la mañana, cuando suele estar más despejado.
De esta manera, tendréis también tiempo de sobra para
visitar una finca cafetera. Lo que
deberéis hacer es coger el jeep de vuelta a Salento y desde allí tomar otro a
la Finca El Ocaso, donde durante una
hora os explicarán todo el proceso de cultivo y recogida del café.
Como ya habréis podido apreciar, los viajes en
autobús en Colombia suelen tardar el doble de lo que dicen. Por esta razón y
para no perder el tiempo, emprenderéis el camino hasta el desierto de la
Tatacoa al caer la tarde. No hay ninguno directo así que tendréis que ir hasta Armenia para después tomar otro a Neiva.
Si todo va bien y no tenéis ningún imprevisto en el
camino, llegaréis a Neiva sobre las ocho de la mañana, para tomar un minibús,
de una hora más de duración, hasta Villavieja,
donde se encuentra el desierto de la
Tatacoa. Después de todo este trajín, de autobús en autobús, lo mejor será
que os quedéis una noche para descansar y para ver las estrellas, ya que hay un
Observatorio Astronómico.
Yo me hospedé en el Castillo de la Reina, o lo que es lo mismo, la casa de Margarita,
una señora local que cuidará de vosotros en todo momento. Su alojamiento está
relativamente cerca de la parte roja del desierto así que podéis pasar la tarde
visitándolo.
La opción más barata para llegar a esta otra parte
del desierto, conocida como los Hoyos
y más alejada del Castillo de la Reina, es hacer autostop. Si no os perdéis,
como me pasó a mi, en dos horas lo habréis recorrido y podréis emprender el
camino de vuelta a Villavieja para tomar el autobús a Bogotá y terminar esta
vuelta por el interior del país. ¡Huele a Caribe!
1 comentarios
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