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Costeño Beach y Palomino
13.12.18
Después de visitar el Parque Tayrona, decidí dedicar
unos días de mi viaje a descansar, recuperar energías y afrontar la recta final
lo mejor posible. El cansancio, después de cinco meses de hostel en hostel, de
autobús en autobús, empezaba a notarse y mi cuerpo pedía una pausa. ¿Qué mejor
lugar para ello que la costa caribeña de Colombia? Desde la entrada de El
Zaino, cogí un transfer que me dejó a las puertas de otro de los mejores
hostales que he conocido (y no son pocos), el Costeño Beach.
El enclave es espectacular, ubicado a orillas del
mar, en una antigua plantación de cocos, entre el océano y la selva. Además, es un autentico paraíso para los
amantes del surf, ya que es una de las playas donde más olas se pueden
encontrar. Por este motivo, los dueños, dos hermanos canadienses, se enamoraron
del lugar y comenzaron a acampar en esta área. Con el paso del tiempo, el lugar
se hizo más popular, empezaron a llegar más personas y decidieron comprar el
terreno y convertirlo en lo que hoy en día se conoce como uno de los
alojamiento más populares entre los jóvenes viajeros. Es por ello que, al igual
que en la Casa en el Agua, es imprescindible
reservar con antelación (AQUÍ).
Mi idea era estar allí por dos noches, sin embargo,
acabé quedándome cinco. El staff es súper agradable y por tanto el ambiente que
se respira en Costeño es insuperable. Levantarse cada día en la playa,
desayunar con el sonido del oleaje, tumbarse en una hamaca a seguir
descansando, jugar al volleyball, surfear, hacer yoga, pasear por el interminable
arenal donde está localizado, darse un masaje… ¿Suena bien verdad? Pues es aún
mejor. Además, cada tarde hay una actividad diferente, como karaoke, jam sessions, limpieza de la playa, o
fiestas hasta el amanecer. La noche viene a costar 43.000 pesos, en
habitación compartida, es decir, 19 euros. A esto hay que sumarle las comidas,
ya que no hay cocina para los huéspedes, y el alcohol que se consuma, que no
será poco!
Finca abandonada en las inmediaciones a Costeño
Otra de las opciones que os recomiendo y a donde me
dirigí después, es Palomino, un
pequeño pueblo escondido en la región de La
Guajira. Hace unos años era imposible imaginar que este lugar se
convertiría en lo que es hoy en día, ya que estaba completamente dominado por
los paramilitares, es decir, grupos armados ilegales. En 2006, el Gobierno
consiguió firmar un acuerdo con ellos que acabó con la desmovilización de los
mismos, abriendo las puertas al turismo extranjero y convirtiéndolo en un
remanso de paz. Para llegar hasta aquí, desde Costeño Beach o alrededores, hay
que salir a la carretera principal y tomar un autobús público que cuesta 6.000
pesos, 2.65 euros, y cuyo trayecto es de una hora.
A pesar del gran crecimiento
que Palomino ha experimentado en los últimos años, sigue conservando su esencia.
La calle principal continua sin pavimentar, el cajero más cercano está a 20
minutos en moto taxi, los bares y restaurantes son bastante simples, y todo
esto es lo que le hace ser especial. Aunque el público que atrae es cada vez
más amplio, el ambiente que denomina es hippie, bohemio, liberal, viajeros sin
prejuicios que llegan a la zona para descansar y acercarse un poco más a la cultura indígena colombiana. Y es que
la Guajira es uno de los mejores sitios para ello, hogar de distintas grupos,
entre los que destacan los arahuacos,
reconocidos por sus atuendos de color blanco y autóctonos de la Sierra Nevada,
y los wayuus, aborígenes del norte
del país.
Durante mi estancia en
Palomino, me estuve alojando en el hostel Tiki Hut, donde, junto con parte del staff y otros backpackers de diferentes
países, formamos una gran familia. La noche cuesta 35.000 pesos colombianos,
9,70 euros, con desayuno incluido. Su localización es perfecta, está a escasos
tres minutos de la playa y alrededor hay restaurantes de todo tipo, entre los
que os recomiendo probar la pizzería La Frontera, Munchies, o Juntos. El hostel
cuenta también con servicio de cocina y he de decir que la comida está muy
buena. Los planes más comunes en Palomino suelen ser playeros, acercarse al
arenal principal o contratar una moto taxi y descubrir los alrededores. También
es el lugar indicado para hacer tubing,
es decir, bajar el río Palomino montando en un donut y desembocar en el mar, o
hacer una ruta por la Sierra Nevada en compañía de algún miembro de los
arahuacos.
Calle principal de Palomino
Estilo de los hostels y hoteles
Tubeando en el río Palomino
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