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Ibiza

26.9.13


Como muchos de vosotros ya sabréis, la semana pasada me fui de vacaciones a Ibiza. Todo empezó en julio cuando a mi amiga  Nuri y a mí se nos ocurrió ir a disfrutar del fin del verano y de los cierres de las discotecas de la isla, periodo en el que todo suele estar más barato. A esta idea se unieron dos amigos más por lo que acabamos yendo cuatro. Cuatro o cinco es la cifra ideal para poder alojarse en apartamentos.

Sacamos los billetes con tiempo y después los apartamentos, llamados Regina Park y situados en Playa d’en Bossa, estaban bien pero hay que tener muchísimo cuidado ya que entran a robar un día sí y otro también.

Una vez habiendo sacado todo lo necesario para la estancia en Ibiza, sólo quedaba esperar a que llegase la fecha. Yo llegué sobre las tres de la tarde y los demás una hora antes. Dejamos las cosas en el hotel, nos pusimos los trajes de baño e hicimos una primera toma de contacto en Playa d’en Bossa. ( Para el que le interese, es la playa donde se encuentra Bora Bora).

Por la noche, cenamos nos arreglamos y nos fuimos a la discoteca Amnesia donde tenía lugar la fiesta de la espuma y La Troya. Ya sé que es tarde para facilitaros esta página, pero para los que queráis ir el año que viene aquí tenéis un calendario donde aparecen todas las discotecas con cada una de sus fiestas: Calendario de fiestas de Ibiza. Los precios suelen ser bastante elevados como ya es sabido.




Una buena opción para recorrer la isla y sus playas es alquilar un coche, así que eso hicimos. En los hoteles suele haber ofertas o opciones baratas de alquiler así que no os quedéis con el primer precio que os den, rebuscar un poco más.

Un día nos fuimos a Cala d’Hort,  a 22 kilómetros de Ibiza y muy recomendable. Es una cala de arena blanca y agua transparente y tiene unas vistas espectaculares ya que en frente se encuentran dos islotes, es Vedrá  y es Vedranell.  Allí pasamos todo el día, incluso comimos en el chiringuito de la playa, caro, pero con el paisaje que teníamos mereció la pena.  Esperamos hasta las ocho aproximadamente, para poder ver el atardecer, una de las mejores y pocas cosas que son gratis en Ibiza. ¡ Eso sí que mereció la pena!







Por la noche íbamos a ir a Pacha, pero por la hora a la que llegamos y el precio de la entrada optamos por irnos a Keeper, un pub cercano de entrada gratuita y al que suele ir mucha gente.

Siguiendo el esquema del día anterior, el sábado nos levantamos, cogimos el coche y fuimos a explorar otra nueva cala. Pasamos por Cala Bassa, que estaba muy bien pero es más turística en cuanto a cantidad de gente me refiero, por lo que seguimos buscando hasta llegar a Cala Salada, cerca de Sant Antoni de Portmany. No pudimos bañarnos por la cantidad de medusas que había pero fuimos recompensados con otro gran atardecer.





Esa noche descansamos, dimos una vuelta y cenamos en el Puerto de Ibiza. Con las misas nos volvimos a los apartamentos ya que al día siguiente nos tocaba madrugar para ir a Formentera. Los tickets los suelen vender en los hoteles y tienen un precio que va desde los 18 euros hasta los 21. Cogimos el ferry a las 12 y tras una hora de navegación llegamos a Formentera. Allí habíamos alquilado dos motos, por 20 euros cada una que nos sirvieron para ver casi toda la isla.

La primera playa que visitamos fue la de Ses Illetes, situada en un parque natural. Para entrar hay que pagar 2,50 euros por moto. ¡ Pagadlos sin dudar si no os queréis perder el paraíso! A la hora de comer volvimos a coger las motos para llegar a Cala Saona, otro paisaje espectacular y donde paramos a comer. Si Ibiza es caro no os quiero decir Formentera…

Finalizamos el día en Platja de Migjorn y vimos de nuevo el atardecer, esta vez desde el barco de vuelta a Ibiza. Al llegar nos preparamos para la que iba a ser nuestra última noche en la isla pitusa. 








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